El tipo es amante de la salsa y, en eso, no hay problema alguno. Sin embargo, así como antes se llevó a Bonny Cepeda y a otros grandes intérpretes de la canción de los que no se ha sabido, llevados y devueltos en aviones de la Fuerza Armada, incluso (por supuesto que los de lujo, porque acabaron con los de PDVSA), recientemente hizo pública su entrevista personal con Maelo Ruíz. Banalizando la desesperación de los hambrientos, con hospitales abarrotados de gente desatendida, faltando los equipos necesarios, le ha metido un billetaje a esos gusticos musicales, le meterá otro billetal a un festival internacional de la salsa, mientras que se le ocurre otra cosa nueva. Rusia queda muy lejos, jura él, y no se molestará en pensar un poco más sobre esa decisión de apoyarla a ciegas.
Se vale de la presidencia de la República usurpada y del realero que maneja, para conocer a sus grandes ídolos, hacer fiestas privadas de las cuales le da publicidad a algunas por una vanidad que no compensa la difícil infancia y juventud de sus frustraciones, incluyendo esa confusa identidad porque nacido en Colombia siempre se hizo pasa r por venezolano. Hay un conocido oriental del que no revelaré lógicamente su nombre que todavía se sienta en la espuria asamblea nacional de Jorge Rodríguez, el cual dice que la fiebre por el cantante Ruíz ha sido de tl tamaño que al tipo le gusta que lo llamen Maelo Maduro en la intimidad.