“Las personas que llegan de Siria, de Yemen, tienen tanta necesidad como la gente de Ucrania, y necesitan ser tratadas con la misma dignidad y la misma compasión”, instó el arzobispo de York.
Por rt.com
El jefe de la Iglesia católica de Inglaterra (Reino Unido) criticó durante la misa del Domingo de Pascua el plan del Gobierno británico de trasladar a los migrantes ilegales a Ruanda, informa Reuters.
En su sermón, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo que el proyecto migratorio plantea “serias cuestiones éticas“. El Reino Unido tiene la “responsabilidad nacional” como país, formado por “valores cristianos”, de no transferir “nuestros compromisos subcontratando” los servicios de una tercera nación, dijo el sacerdote, quien considera que dicho proyecto migratorio es contrario a “la naturaleza de Dios”.
Esta semana, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, anunció una nueva política migratoria, según la cual “cualquier persona que entre ilegalmente en el Reino Unido, incluidos los que han llegado de forma irregular desde el 1 de enero, podrá ser reubicada en Ruanda“.
“Atroz y angustioso”
Johnson subrayó que este enfoque “proporcionará rutas seguras y legales para el asilo”, al tiempo que los migrantes podrán “construir una nueva vida en ese dinámico país [africano], con el apoyo financiero” de Londres.
El arzobispo de la ciudad británica de York, Stephen Cottrell, también calificó el plan gubernamental como “atroz y angustioso”, e hizo un llamado para que se dé un trato justo para todos los refugiados y migrantes, sin importar su nacionalidad. “Las personas que llegan de Siria, de Yemen, tienen tanta necesidad como la gente de Ucrania, y necesitan ser tratadas con la misma dignidad y la misma compasión”, instó el religioso.
La iniciativa de Johnson provocó fuertes críticas por parte de políticos y activistas británicos, mientras que desde la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) denunciaron que el Reino Unido introduce un enfoque discriminatorio, ofreciendo un plan sin límites para los solicitantes de asilo de Ucrania y un sistema “draconiano” para los refugiados de otros países.