Élite es la segunda producción española (la primera es La casa de papel) que entró a la lista de series más populares en la historia de Netflix: sus temporadas 3 y 4 están en ese ranking y, previsiblemente, el estreno de la quinta tanda de episodios, el 8 de abril, convocó a una enorme audiencia: se ubicó en el número 1 global con más de 51 millones de horas de visualizaciones. Aunque la crítica se ha dividido, aun la negativa la reconoce como “el gran placer culpable” de las ficciones para maratón.
De Rebelde a Por trece razones, de Gossip Girl a Riverdale, de Buffy a Glee y de Stranger Things a Atypical, las series adolescentes han crecido como género en los últimos años y se ha mezclado con otras narrativas, como el terror, los vampiros y el thriller. Pero en sí mismo el género es un éxito —lo prueba también Euphoria— basado en el drama y la intensidad, propios de los años teen de las personas: apela a quienes los viven y a quienes los vivieron.
En el caso de Élite, la fórmula exitosa suma intriga criminal, música de vanguardia, erotismo de alto voltaje y desigualdad económica en el colegio Las Encinas. Todos temas que trascienden las fronteras geográficas y de la edad: “Lo mejor era hacerlo lo más universal posible. En el fondo los anhelos son muy parecidos”, dijo uno de sus realizadores, Darío Madrona, al periódico El País. Además de actores conocidos en el mundo por La casa de papel —Jaime Lorente, Miguel Herrán y María Pedraza— y la estrella mexicana Danna Paola, estas son las razones por las cuales la creación de Carlos Montero vuelve a tener éxito.
1. Temas actuales de los adolescentes
La relación entre padres e hijos es un tema habitual en la exploración de estas series, pero Élite ha ido un paso más allá al mostrar problemas contemporáneos de los jóvenes. Si parecen estereotipados, pronto los personajes revelan distintas capas en las que se habla sobre el alcohol y las drogas, la discriminación, el machismo, el bullying, los efectos de las redes sociales, el racismo, los conflictos religiosos (una de las alumnas nuevas es musulmana), la inmigración, la desigualdad económica, el VIH y las distintas formas de sexualidad e identidad.
En la temporada 5 la violencia sexual se aborda de una forma directa, con una acusación de violación contra Philippe (quien ya había violentado la intimidad de Cayetana al grabarla) y con un ataque de varios jóvenes a una chica desmayada por la intoxicación. Entre los puntos de división de la crítica está esta cuestión: para algunos, la serie expone algo que incumbe a todos los adolescentes y de lo que no se hablaba; para otros, ha frivolizado un crimen.
Otro tema destacado, que muestra cuánto ha cambiado el mundo desde que los creadores de la serie eran adolescentes, es el VIH: lejos de hablar de grupos de riesgo se habla de conductas. La persona que sufre la infección no cumple con los estereotipos de décadas pasadas —es una chica heterosexual y de clase alta— y el diagnóstico no es mortal, al menos en los países ricos.
Quizá una crítica reiterada sea la falta de cuerpos diversos, algo que en Euphoria se exploró con el personaje de Kat. Montero habló sobre eso con Fotogramas: los cuerpos perfectos que se ven en Élite son “una idealización, una estilización”, dijo. “Igual que muestro piscinas y casas de ensueño, muestro también cuerpos de ensueño”.
2. Un género imbatible: el thriller
La muerte violenta parece ser la causa principal de deceso entre los estudiantes de Las Encinas. Sin embargo, el tema no aburre a las audiencias: por un lado el guión va mostrando revelaciones —notablemente después del cuarto episodio de la quinta temporada— que aligera la reiteración de la estructura del flashback. Además, cada capítulo cierra con un gancho: una falta de resolución que lleva a ver el comienzo, aunque más no sea, del siguiente.
El género presenta un enigma, y parte de la naturaleza humana es descubrir lo desconocido. Ante un misterio —¿quién lo hizo?— el público se convierte en un personaje más, un investigador en busca de respuestas. Están, también, factores como el peligro y la esperanza: la situación puede salir mal, pero hay elementos para creer que saldrá bien. Por último, el thriller permite canalizar pensamientos y emociones negativas al permitir explorar los pensamientos de un asesino, entender por qué actúa así.
3. Una banda de sonido que enamora
“Le hemos dado muchísima importancia a la música en Élite”, comentó Madrona a Los40. “Queríamos que estuviera reflejado desde el mundo adolescente, al nuestro de 40 años, con todos los ritmos que suenan en la actualidad”, agregó Montero. “Es importante la música en una serie porque también lo es en la vida: es el vehículo de la emoción”.
La lista se encuentra en Spotify, y a lo largo de cada temporada reprodujo un catálogo ultracontemporáneo y popular, que contó con la supervisora musical Lynn Fainchtein. Han sonado Pol Granch, Rosalía, Rhye, Sacre, Mula, C. Tangana, Tiësto, Lola Indigo, Aime Simone, Hardwell, Bad Gyal, Sprints, Ocie Elliott, Simon Field, REYKO y Alex Rose, entre muchos otros.
En la temporada 5 hay un cover electro pop de “Cariñito”, la conocida cumbia latinoamericana, hecho por los españoles Sandra Delaporte y Sergio Salvi. También se puede escuchar a Moa Moa, La Bien Querida, Mothermary, Sparkle Division, Bubble Tea and Cigarettes, Flo/So, NWYR, Kelly Lee Owens y hasta “Adesso É Amore”, de Ennio Morricone.
4. Mucho sexo
En la disco. En la ducha. En la piscina. En las fiestas. Romance chico-chica, entre gente del mismo sexo, tríos, parejas abiertas, voyeurismo. La hipersexualización de Élite ha sido muy comentada desde el inicio de la serie, en particular porque utiliza el sexo tanto desde la fantasía adolescente como desde el factor de poder que implica, y del que la trama se trata en general.
Pero no se cubre sólo el impulso de la atracción: hay también mucho ida y vuelta romántico, palabras conmovedoras, vulnerabilidad ante el enamoramiento, presiones familiares y sociales, erotismo casual de los cuerpos desnudos. Hay personajes que exploran su bisexualidad. Y el actor trans Ander Puig interpretará a un joven trans en la sexta temporada: “Me siento muy bien al estar haciendo algo que me gusta mucho, actuar, y a la vez ayudar a personas que están pasando por una cosa que yo en su momento pasé, y yo lo pasé mal. Ahora puedo ayudar a que no sea así”.
Entre las caras nuevas de la temporada 5, en el plano del sexo se destacan también los personajes de Valentina Zenere (Isadora) y de André Lamoglia (Iván).
5. Pobres y ricos y nuevos ricos
Desde el comienzo Élite planteó el tema de la desigualdad económica y social: al grupo de adolescentes del exclusivo colegio Las Encinas se sumaron tres jóvenes de clase baja, en cuya escuela de barrio se ha derrumbado el techo. Las becas que reciben dos chicos y una chica que vienen de la educación pública no los habilita a encajar en un lugar del que “saldrán los líderes del mañana”, según dice un profesor, sobre lo cual uno de los nuevos reflexiona que eso es lo que da miedo.
Los chicos ricos serán los líderes del mañana no por mérito propio sino porque son los hijos de la élite en el siglo XXI, donde la cultura del esfuerzo y el ascenso social han perdido sentido y los privilegiados cuidan que la generación siguiente herede su poder. Existen también los golpes de suerte: Iván, por ejemplo, es el hijo del mejor jugador del fútbol del mundo, y por eso es rico. Sin embargo para las familias como los Blanco Commerford distinguen matices entre el dinero antiguo y el nuevo.
El tema de la desigualdad impactó en particular al público de América del Sur, como por ejemplo Brasil. “Pensamos que se iba a entender mejor el tema de la desigualdad”, dijo Madrona. “Ahí los colegios de élite y los chalés fortificados son la normalidad”. Pero aun en Europa el proceso de desaparición de las clases medias se da en algunos países, y al igual que en casi toda América Latina y ciertamente en Las Encinas, o se es pobre o se es rico.