Por qué el ayuno intermitente no ayuda a bajar de peso, según la ciencia

Por qué el ayuno intermitente no ayuda a bajar de peso, según la ciencia

 

Un método cada vez más extendido para el descenso de peso es la alimentación restringida en el tiempo, en la que la ingesta de alimentos se limita a un período más corto cada día, esta técnica se conoce como ayuno intermitente.

Por Infobae

Mientras los debates se suceden en torno a este tipo de estrategias en pos de bajar de peso o crear un entorno más saludable, especialistas de la Universidad Médica del Sur en Guangzhou en China confirmaron, tras una investigación que se publicó en The New England Journal of Medicine (NJEM), que el método conocido como ayuno intermintente no tiene beneficios significativos en comparación con el recuento simple de las calorías en la tarea de controlar el incremento de peso o reducirlo.

La llamada dieta de ayuno intermitente implica una ingesta calórica diaria normal con el uso de una restricción calórica breve y estricta. Las comidas sólo se consumen dentro de un tiempo definido durante el día. Se suelen utilizar en tres variantes: 16/8, 18/6 y 20/4. La más utilizada es la primera que consiste en un ayuno de 16 horas y luego una ventana nutricional de 8.

En el ensayo, los investigadores asignaron al azar a 139 adultos (de edad promedio de 32 años) con sobrepeso u obesidad a algunos con una dieta estándar y a otros con restricción de tiempo para la ingesta de las comidas. Todos los participantes recibieron dietas reducidas en calorías (alrededor de un 25 % menos respecto de la ingesta inicial registrada en la investigación).

Para su testeo, al grupo con restricción de tiempo se le pidió que comiera solo entre las 8 am y las 4 pm. En tanto, al grupo al que se le había asignado la dieta estándar se le informó que no tenía restricción de tiempo en sus ingestas.

Al inicio, el peso medio de la población de la muestra era de 88 kg y el índice de masa corporal promedio era de 32 kg/m2. Como parte del programa de investigación, los científicos brindaron asesoramiento dietético sustancial y educación en el consumo de alimentos para los integrantes de ambos grupos participantes. Para documentar el seguimiento, los científicos pidieron a los participantes del estudio que mantuvieran diarios escritos de sus ingestas y fotografiaran todos los alimentos que comían.

Los resultados obtenidos por los especialistas luego de pasados los 12 meses de dietas asignadas a los dos grupos de trabajo, la pérdida de peso media no fue significativamente diferente entre el estándar y el que tuvo restricción de tiempo (8,0 kg frente a 6,3 kg). Además, no se observaron diferencias significativas entre los grupos en grasa corporal, masa magra, presión arterial, perfil de lípidos o metabolismo de la insulina.

“La restricción de la ingesta de calorías explicó la mayoría de los efectos beneficiosos de un régimen de alimentación con restricción de tiempo -según indicó Huijie Zhang, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad Médica del Sur en Guangzhou-. En resumen podemos confirmar que la variable determinante de la pérdida de peso y en las otras variables que inciden en ella, depende de la reducción de la ingesta de calorías, independientemente del tiempo en que se distribuyan en el tiempo las ingestas de los alimentos y bebidas durante la jornada”.

El reconocido médico especialista en nutrición Alberto Cormillot, afirmó en Infobae que “sencillamente no funciona porque las personas cuando van a hacer un día de ayuno o medio día hacen una comida preventiva, es decir que comen menos antes y después comen más para compensar todo lo que no comieron. Desde hace muchos años se ha comprobado desde el punto de vista científico la conveniencia de comer repartido durante el día, por lo menos cuatro veces. Son prácticas que fueron dejadas de lado gracias a la investigación y a la práctica profesional de la medicina de hoy en día, que acumuló conocimientos y se maneja con otras pautas más serias”.

“El ayuno intermitente no es una novedad. En el primer congreso de obesidad que se hizo en Londres en 1974, yo presenté un trabajo al respecto de esta práctica pero a partir del 77 o 78 dejé de recomendarlas. Por una lado, porque los que ayunaban terminaban ingiriendo antes o después del ayuno una cantidad de comida mayor que la que evitaban. Y por otro lado, porque se demostró que durante el ayuno en sí no se produce ningún hecho beneficioso para la salud”, destacó Cormillot en este medio.

Para el especialista, estas propuestas “lo único que logran es dejar un mensaje erróneo a la gente, que puede comer lo que sea (panceta, papas fritas, huevo frito, vino durante un lapso de 8 horas, total en las siguientes 16 depura todo, cosa que no sucede”.

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