El 26 de abril de 1986, de madrugada, se produjo en la planta de Chernobyl, en la antigua Unión Soviética (hoy, Ucrania), un accidente que desató la mayor catástrofe nuclear de la historia. Luego de haber programado un mantenimiento de rutina del cuarto reactor de la estación de energía Vladímir Ilich Lenin, los operarios planearon usar el tiempo de inactividad para probar si ese reactor podría enfriarse en caso de que la central perdiera el suministro eléctrico. La idea no fue más que el inicio del desastre, del drama que se vivió durante la explosión y el posterior incendio.
Por: Todo Noticias
Para entender la gravedad del episodio, la temperatura dentro del núcleo del reactor 4 alcanzó los 4.650 grados Celsius cuando la superficie del Sol registra 5.500. La fuerza de la explosión, equivalente a 66 toneladas de dinamita, hizo que el techo del edificio de 20 pisos del reactor saltara por los aires y expulsara al menos 28 toneladas de restos radiactivos por los alrededores.
También provocó un incendio que ardió durante diez días y sus partículas, desplazadas por el viento, contaminaron 142.000 kilómetros cuadrados: el norte de Ucrania, la ciudad rusa de Briansk y el sur de Bielorrusia.
Los Liquidadores de Chernobyl
Desde la misma noche de la tragedia, cuando el fuego aún devoraba la central, hombres y mujeres se acercaron a trabajar para intentar que la catástrofe no fuera mayor. Iban a ser 600.000 los famosos “liquidadores” que arriesgaron sus vidas para limpiar Chernobyl.
Se trataba de bomberos que se turnaban entre vómitos y diarreas radiológicas para subir al techo de la planta; pilotos que detenían sus helicópteros justo encima del reactor abierto y refulgente para vaciar sobre él arena y arcilla con plomo y boro; técnicos y soldados que corrían por las galerías devastadas para romper paredes, restablecer conexiones y bloquear canalizaciones en turnos de 40 ó 60 segundos alrededor de la sala de turbinas.
Entre los liquidadores también había mineros e ingenieros que trabajaban en túneles subterráneos para instalar las tuberías de un cambiador de calor que le robase algo de temperatura al núcleo fundido y radiante a escasos metros de distancia; miles de obreros y arquitectos que levantaban el sarcófago a su alrededor y retiraban del entorno los escombros furiosamente radioactivos.
“Las víctimas proferían alaridos que nunca volví a escuchar; no se les veían heridas, pero habían aspirado vapor radiactivo: estaban quemados por dentro. El cuerpo se llenaba de manchas supurantes y se iban poniendo negros”, relató un sobreviviente.
Cómo el dolor por Chernobyl llegó a la televisión
La historia de Vasili y Lyudmila Ignatenko tomó relevancia por su reconstrucción en la aclamada serie Chernobyl, de HBO. La mujer ucraniana estaba embarazada de seis meses cuando se produjo el desastre nuclear y su marido fue uno de los primeros bomberos en llegar a la planta para intentar apagar las llamas. Tras semanas de agonía, el hombre murió como consecuencia de la radiación.
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