María Esperanza Díaz, de 26 años, había migrado a la Argentina desde Venezuela. Se había instalado en Neuquén, junto a su madre y su hermana. Se había graduado de contadora, con honores. Trabajaba, era independiente, vivía sola, tenía amigos. Decidió buscar el sueño americano en Charlotte, una localidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, pero a los tres días fue encontrada muerta en una casa abandonada. El caso conmociona no solo a su familia, también a Venezuela, a Neuquén y a la comunidad migrante de Charlotte.
Por La Nación
María, o Mae -como se presentaba y era llamaba por su círculo más cercano-, quería buscar un futuro en el país del norte, donde tenía amigos de la infancia con los que ansiaba reencontrarse. La semana pasada, más precisamente el viernes 22, había viajado y se había instalado en la casa de María Victoria Domínguez, una amiga que vivía en Charlotte.