Recoger cadáveres y plantar flores en Jarkov: “La vida sigue”

Recoger cadáveres y plantar flores en Jarkov: “La vida sigue”

FOTO: JAVIER ESPINOSAMUNDO

 

El sonido de la música pop que despedían los altavoces del supermercado Rost no pudo acallar la salva de cohetes que explotó a varios cientos de metros, detrás de unos bloques de apartamentos. El jefe de seguridad del enorme centro comercial, Vladamir Samarsky, de 39 años, tan sólo se limitó a constatar lo obvio: “Esos son rusos”, dijo, y siguió apurando la bebida que degustaba.

Por: El Mundo

Samarsky refiere con el aplomo de quien ha incorporado la guerra a su normalidad, la singular coyuntura del supermercado, situado en los accesos al suburbio de Saltivka y a sólo metros de decenas de edificios y negocios que aparecen calcinados por los bombardeos.

Ello no ha impedido que Rost haya permanecido abierto durante estos dos meses de conflicto -“Sólo hemos cerrado 3 días”, apunta una empleada- incluso después de que el complejo fuera alcanzado en dos ocasiones. Las avenidas del entorno están casi desiertas, muchas de ellas con barricadas anti tanque, marcadas por la metralla y los socavones de los impactos, pero dentro de Rost impera la exquisitez que se podría exigir a cualquier comercio del ramo: desde comidas preparadas, a cientos de quesos y embutidos, leche de avena importada de Italia, aceite de oliva español y pescado fresco.

La nota discordante la da el agujero que dejó el obús de mortero a la entrada del supermercado, el lateral ennegrecido por el incendio que generó otro proyectil o el hecho de que los cerca de 40 empleados del recinto duerman en los refugios habilitados en el sótano.

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