Escribo esta nota en mi Blog, en el cual vierto regularmente mis reflexiones sobre el mundo en que vivimos, por una motivación puramente personal, sin que haya mediado conversación alguna sobre su contenido, ni sentirme condicionado por ser parte con orgullo, desde hace 20 fructíferos años, de la comunidad académica y del equipo directivo de Prime Business School de la Universidad Sergio Arboleda.
La institución ha tenido un notable desarrollo en los últimos tiempos, ha formado cerca de 35.000 profesionales en pregrados, postgrados y en educación ejecutiva, y ha recibido, pese a su relativa juventud, importantes reconocimientos del Ministerio de Educación Nacional, como son la acreditación de alta calidad, así como la acreditación institucional multicampus a las sedes en Bogotá, Barranquilla y Santa Marta. Para ello, la Sergio ha logrado con permanente esfuerzo conformar una comunidad académica de excelencia, yo la llamaría una gran familia académica, a la cual me he integrado con especial satisfacción, y en cuyo seno no me he detenido en asumir continuos retos, como la fundación y dirección de nuevos programas, así como el mejoramiento de mi formación profesional, siempre consecuente con la consigna de que estudiar no tiene edad, y que debe ser un proceso permanente, hasta el día en que Dios nos llame a la vida trascendente.
Los visionarios fundadores: Rodrigo Noguera Laborde y Álvaro Gómez Hurtado, tomaron hace 38 años la iniciativa de crear una institución de educación superior que tuviera como pilares los principios humanísticos y de defensa de los valores occidentales y cristianos, sin que ello suponga confesionalidad religiosa, ni pretender constituirla en una universidad elitesca, como lo revela el hecho de que la mayoría de los más de 10.000 estudiantes regulares de pregrado se ubican en los estratos medios, otorgando además ayudas o apoyos en los casos que puedan requerirlo.
La Sergio es quizás la única Universidad latinoamericana que cuenta con una sede en la ciudad de Madrid, España, y próximamente también en Miami, en coherencia con el sello de internacionalización que la caracteriza. Por la sede en Madrid pasan anualmente cientos o miles de estudiantes de la universidad, donde se les aportan enriquecedoras experiencias académicas y culturales, a los alumnos de postgrado en alianza con la Universidad de Salamanca, histórica y prestigiosa universidad española, y también a grupos de pregrado, abriéndoles así la mente al mundo, con programas acordes con sus características propias. A ello se añaden los convenios existentes con reconocidas universidades internacionales, entre ellas la Universidad Politécnica de Valencia, España (UPV), la Northern Illinois University (NIU) y la Florida International University (FIU) de Estados Unidos, con las cuales existen convenios de cooperación y de titulación adicional, y con otras instituciones en Australia y en nuestra América.
En el corto lapso de existencia, la Universidad cuenta ya con doce Escuelas o Facultades, a las cuales están adscritos 3 Doctorados, 25 programas de pregrado, 31 Maestrías, 33 Especializaciones y decenas de Diplomados o cursos de educación ejecutiva, los cuales mantienen un proceso permanente de actualización, tomando en cuenta las necesidades del país en la formación del talento humano, y los retos que plantea el entorno nacional e internacional, como son la indetenible revolución tecnológica, y la transición energética y ambiental en marcha al nivel planetario.
Así, la Sergio Arboleda entrega al país cada año cientos de calificados profesionales, que van ocupando responsabilidades gerenciales o directivas relevantes en los sectores público, privado, académico e internacional. De la Sergio no solo egresan buenos profesionales, sino que la institución se esmera en educar integralmente al alumno en el más puro espíritu sergista, en particular entre los alumnos más jóvenes, y en general, en formar mejores seres humanos, inspirados en los valores humanísticos y en el concepto de innovación para trascender.
De mis veinte años de vínculo con la Sergio Arboleda solo me queda afirmar que he sido testigo de excepción de su desarrollo continuo, y de la tenaz labor de sus directivos, y de una comunidad académica capaz y comprometida, para servir a la sociedad colombiana en una de las premisas fundamentales del desarrollo: la educación de alta calidad, elemento esencial para la competitividad y para el progreso de una nación, objetivo que resulta común a los países emergentes del mundo que progresan y se esmeran en el mejoramiento del nivel de vida de sus pueblos.
El éxito, decía un admirado amigo y mentor empresarial que tuve, genera con frecuencia sentimientos de mezquindad. Lo vemos en todos los órdenes de la vida. Pues bien, el hecho de que la Sergio haya contado entre sus más destacados egresados al actual Presidente de la República, a quien se ataca sin piedad, a varios Ministros, Fiscales del Ministerio Público, brillantes abogados, Defensores del Pueblo, Consejeros Presidenciales, y un sinnúmero de líderes en los más diversos ámbitos y disciplinas, la ha convertido en blanco de una campaña que pretende sin éxito empañarla, iniciada por un resentido funcionario que fue separado de sus responsabilidades en la universidad, y de la cual se ha hecho eco un periodista amante del sensacionalismo, quien con fines inconfesos o políticos trata de causar un daño reputacional a la institución, en la cabeza de su máximo representante.
En lo personal, conociendo como conozco a los líderes de la Universidad, y a su claustro académico, no tengo reservas en expresar públicamente mi convicción sobre el apego a los valores éticos y morales que inspiran a la Universidad y a su gente. Estoy seguro de que cualquier insinuación que con mala fe sea hecha contra la institución o su Rector, tendrá como respuesta la más absoluta transparencia de parte de la Universidad ante la comunidad académica y las autoridades, sin caer en el juego de quienes tienen como propósito dañar, o generar estériles debates.
Estoy seguro además de que la Sergio Arboleda seguirá adelante durante muchas décadas, como lo expresa su himno universitario: con “la vista en alto y la frente erguida”, cumpliendo su indeclinable misión de servir a Colombia en la formación de un número cada vez mayor de calificados y comprometidos profesionales en las más diversas disciplinas, y como faro permanente de luz y de conocimientos en la comunidad académica nacional e internacional, para orgullo de las miles de personas que han elegido y elegirán a la Universidad como su Alma Mater.