Desde yates y mansiones hasta aviones y obras de arte, los multimillonarios rusos se están viendo privados de sus costosos juguetes, en virtud de las sanciones impuestas por los países occidentales por sus lazos con Vladimir Putin y la guerra en Ucrania.
La incautación y congelación de activos golpea a un creciente número de estos “oligarcas” favorecidos por el Kremlin, muchos de los cuales se enriquecieron a raíz del colapso de la Unión Soviética.
El Reino Unido sancionó a más de 100, Estados Unidos a 140 y la Unión Europea a más de 30.
La idea es golpearles donde más les duele: negarles “el acceso a sus juguetes de lujo”, en palabras del ministro británico de Transportes.
“La alfombra de bienvenida se está retirando” en la capital británica, apodada durante años “Londongrad” por ser refugio para el dinero ruso, escribió The Economist.
Incluso el célebre Roman Abramovich se vio obligado a vender el Chelsea FC, que compró en 2003, bajo la presión de las sanciones.
Pero Alex Nice, analista del centro de reflexión Institute for Government, advierte que Occidente se está adentrando en “un territorio totalmente inexplorado”.
Cuando la guerra termine, quedará abierta una profunda brecha entre los países occidentales y Rusia, incluso si los activos sólo fueron congelados y no expropiados.
Si el levantamiento de las sanciones depende del fin de la guerra en Ucrania, “nunca se levantarán”, dice por su parte el analista político independiente ruso Konstantin Kalachev, considerando que esta podría durar “años” e incluso ampliarse para cumplir el sueño de Putin de recrear el imperio ruso.
– Telenovela –
Como consecuencia de las sanciones, la revista Forbes retiró el mes pasado a 34 rusos de su lista anual de multimillonarios.
“La guerra es un desastre absoluto para ellos”, afirma Elisabeth Schimpfoessl, profesora de sociología en la Universidad de Aston, en la ciudad inglesa de Birmingham.
El oligarca Petr Aven, conocido por su gran colección de arte ruso, declaró al Financial Times que no sabía si podía emplear a “una limpiadora o un chófer” y debía ser expulsado del Reino Unido.
Pero muchos de estos superricos tienen varias ciudadanías y no se apresuran en volver a Rusia.
Los países occidentales han sido para ellos una “base a la que pueden acudir en cualquier momento cuando temen ser perseguidos en Rusia”, afirma Schimpfoessl, precisando que “los oligarcas nunca se han preocupado por desarrollar el Estado de derecho en Rusia”.
El monto de los activos afectados es enorme: el gobierno británico valora a Abramovich en más de 9.000 millones de libras (11.000 millones de dólares, 10.500 millones de euros). Y dos de sus socios también sancionados suman otros 10.000 millones de libras.
Los países de la UE informaron de la congelación de casi 30.000 millones de dólares en activos rusos, incluidos casi 7.000 millones en yates, helicópteros, propiedades y obras de arte. Y Estados Unidos dijo haber bloqueado barcos y aviones por más de 1.000 millones de dólares.
El presidente Joe Biden propuso que estas sanciones sean permanentes, afirmando que no se debe permitir a los oligarcas disfrutar de lujos mientras mueren los niños ucranianos.
A petición de Washignton, la semana pasada la policía de Fiyi incautó un yate de 106 metros de eslora llamado “Amadea”, valorado en unos 300 millones de dólares y vinculado a Suleiman Kerimov.
Estas noticias no desagradan en Rusia: “a los rusos de a pie les gusta ver que ‘los ricos también lloran'”, dice Kalachev, citando la célebre telenovela mexicana que los rusos veían a principios de los años 1990.
– Oposición –
Lo que no está claro es si las sanciones afectarán las decisiones de Moscú.
Los oligarcas no pueden influir en Putin, porque este se reúne con ellos “sólo para decirles cosas, no es un diálogo”, asegura Kalachev.
Y Nice señala que “la experiencia de usar la coerción económica para intentar forzar un cambio en la política exterior no ha sido positiva” en el pasado. Pero las sanciones “sin duda van a debilitar la capacidad de lucha de Rusia”, añadió.
Con el consentimiento de ambas partes, Abramovich ha participado en las conversaciones para poner fin a la guerra. Y otros oligarcas han criticado el conflicto.
En Instagram, el empresario y banquero Oleg Tinkov, sancionado por el Reino Unido, criticó “esta guerra loca” y el “ejército de mierda” de Rusia. Mijáil Fridman instó a poner fin al derramamiento de sangre y Oleg Deripaska dijo que seguir luchando era una “locura”.
Sin embargo, los expertos dudan que se alíen contra el temido presidente ruso.
“No les convendría pronunciarse contra Putin antes de tiempo”, sentencia Schimpfoessl.
AFP