Mohamed bin Zayed al Nahyan, uno de los hombres más poderosos de Oriente Medio, se convirtió tras la muerte de su hermanastro Khalifa en el nuevo emir de Abu Dabi, y presidente de Emiratos Árabes Unidos (EAU), un país que ya ha estado gobernando a la sombra de su antecesor desde hace una década.
Mohamed bin Zayed, conocido como MBZ, lleva gobernando de facto el pequeño país rico en petróleo desde 2014, cuando el difunto presidente Khalifa sufrió un derrame cerebral que lo apartó de la vida pública, y también del proceso de toma de decisiones.
MBZ fue testigo de la transformación de Emiratos de la pobreza a la riqueza, y se ha empeñado en los últimos años en convertir al país -en sus inicios insignificante en el aspecto geopolítico- en una de las mayores potencias regionales, tanto a nivel militar como económico y político.
Su declarada férrea lucha contra el islamismo y el extremismo religioso -dentro y fuera de las fronteras de EAU- fue uno de los principales motivos que le motivaron a intervenir para aplastar las protestas prodemocracia en el golfo Pérsico en 2011 que, en su opinión, eran un caldo de cultivo idóneo para ideas radicales.
Uno de sus principales temores es que su país o la región entera se “desestabilicen”, por lo que MBZ ordenó amplias campañas de arrestos contra disidentes y participar en guerras como la del Yemen, donde percibe además una amenazante presencia iraní, su gran enemigo regional en lo político y religioso.
Ahora, este entusiasta de las armas y de los aviones de combate, está al frente de un pequeño país de apenas 9,8 millones de habitantes -de los que solo un 10 % son emiratíes-, que quiere posicionar en el mapa como potencia militar, como una suerte de Esparta en Oriente Medio.
UN APASIONADO DE LO MILITAR
MBZ nació el 11 de marzo de 1961 en Al Ain, en el emirato de Abu Dabi, antes de que su padre, Zayed bin Sultan al Nahyan, unificara los siete emiratos que conforman EAU.
Su progenitor, aún reverenciado en los Emiratos, es la principal influencia de Bin Zayed, sobre todo respecto a la tolerancia entre religiones y la humildad, algo que también quiere transmitir a sus hijos, según ha dicho en entrevistas.
Después de estudiar durante un corto periodo en Marruecos, MBZ se graduó en la academia militar de Sandhurst (Reino Unido), se convirtió en piloto de helicópteros y posteriormente lideró la Fuerza Aérea emiratí, de la que fue nombrado vicecomandante supremo en 2005.
Un año antes fue nombrado príncipe heredero tras la muerte de su padre y el ascenso de su hermanastro Khalifa, quien después de sufrir problemas de salud en 2014 desapareció de la escena, dejando paso a un hiperactivo MBZ obsesionado en diversificar la economía del país y, sobre todo, en dotarlo con la mejor tecnología militar, que compra de forma masiva a los EEUU, su mayor socio global.
A día de hoy, Emiratos cuenta con el ejército mejor entrenado y equipado de la región, solo por detrás de Israel, país con el que en 2020 estableció relaciones diplomáticas con fines económicos, de desarrollo y de seguridad.
Este cambio, a expensas de los reclamos de Palestina, lo hizo para contrarrestar a Irán, país a quien tampoco quiere ver llegar a ningún “deshielo” con Occidente como el que podría traer un nuevo acuerdo nuclear.
Bajo sus órdenes, Emiratos se embarcó en intervenciones militares como en la guerra contra el Estado Islámico en Irak; los bombardeos en apoyo a las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar en Libia y, por encima de todo -en alianza con Arabia Saudí-, la guerra contra los hutíes del Yemen que comenzó en 2015.
UN AUTÓCRATA”LIBERAL”
MBZ exhibe distancia de las corrientes más conservadoras del islam y ha intentado borrar su influencia del mapa, real o percibida.
Por eso en 2017 impuso un embargo a Qatar junto con otros tres países, tras acusar a Doha de financiar grupos extremistas, en relación a los Hermanos Musulmanes. Eso también condujo a tensión con la Turquía de Recep Tayyib Erdogan, si bien ya comenzó a mejorar sus relaciones.
En contrapartida, abraza la “tolerancia” y ha tratado de vender la imagen de Emiratos como país plural y cosmopolita y con oportunidades para hombres y mujeres.
También dedicó grandes esfuerzos para diversificar la economía de la federación, muy dependiente del petróleo, e impulsar la administración digital.
Él supervisa directamente los fondos de inversión del pequeño emirato, que ascienden a la friolera de 1.3 billones de dólares, y ha consolidado al país como uno de los destinos de negocios (y paraíso fiscal) más importante del mundo.
MBZ tiene también una estrecha relación con el rey emérito español Juan Carlos, con el que ha aparecido en numerosas ocasiones en encuentros públicos y a quien acoge desde que el monarca se asentara en Abu Dabi tras ser investigado por la fiscalía española por delitos fiscales.
Pese a sus esfuerzos aparentes, la falta de libertad de expresión y la represión contra los disidentes, así como su inclinación por las guerras apartan a EAU de unos estándares internacionales ante los que el nuevo líder emiratí no está dispuesto a ceder.
(Por Carles Grau Sivera – EFE)