A más de 15 años del asesinato de la mujer cordobesa, dos forenses creen que no fue abusada. El informe contundente de Osvaldo Raffo que demuestra lo contrario y la falsa teoría de los amantes. Por qué consideró que la autopsia estuvo mal hecha y más detalles de un crimen sin resolver
Por Infobae
Cuando Marcelo Macarrón se encontró con uno de los peritos que intervenía en el caso durante el velorio de su mujer, Nora Dalmasso, asesinada en su casa, el hombre lo miró fijo y le dijo que tenía que decirle algo. Fueron a un lugar apartado y el supuesto profesional lo miró fijo a Macarrón y le dijo: -Tu mujer, fiesta total. El viudo, que ahora es juzgado en Río Cuarto por ser el presunto autor intelectual del asesinato, lloró sin consuelo. Pero lo que le dijo ese hombre era falso.
Los propios encargados de la investigación del femicidio se ocuparon de crear una mujer que, en la noche en que fue asesinada, gozó teniendo sexo. Y lo que ocurrió es todo lo contrario: Nora fue golpeada, violada y estrangulada. No tuvo un momento de placer en sus últimos minutos. Sólo la certeza de que iba a morir porque llegó a luchar contra el, hasta ahora, misterioso e inhallable asesino.
La madrugada del 26 de noviembre de 2006, Nora Dalmasso no esperaba a nadie en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto. Ni a un amante. Y mucho menos, nunca lo hubiese sospechado, a su asesino.
Cuando llegó de cenar con sus amigas, se quitó el maquillaje -señal de que no iba a encontrarse con ningún hombre, según razonó una de sus compañeras- y se dio una ducha. Su plan era leer un poco y dormir. Pero el homicida no le dio tiempo. La golpeó, la violó y la estranguló con sus manos y el cinto de la bata de la víctima.
La primera versión que dieron los investigadores del caso es que podría haberse tratado de un juego sexual sadomasoquista. Que Nora disfrutó de esa noche con su amante hasta que fue ahorcada, en una práctica llamada hipoxifilia -que busca la falta de la oxigenación para generar una mayor excitación. Es decir, lo primero que dijeron los pesquisas, a cargo del fiscal Javier Di Santo, es que a Nora no la habían matado. Sino que probablemente había muerto de forma accidental.
Luego fue desmentido. Sin importar que el daño estaba hecho y esa información falsa e irresponsable causó que a la víctima le inventaran un batallón de amantes (se llegó a decir ocho) y se dijera que ella y su marido Marcelo Macarrón jugaban con sus matrimonios amigos al juego de la olla. Mezclaban las llaves de sus autos y cambiaban de pareja. Otra mentira. Por esos días salieron a la venta “Yo no estuve con Norita”.
Lo llamativo es que a más de 15 años del femicidio, dos forenses declararon hace una semana que Nora tuvo sexo consentido violento antes de ser asesinada.
Los que declararon, Mario Vignolo y Mario Subirachs, peritos del Cuerpo Médico Forense de Río Cuarto, quienes hicieron la autopsia, sostienen que no hay pruebas para decir que no hubo una violación. “El homicidio no estuvo preparado. Quizá ocurrió por algún conflicto que surgió durante la relación”, declararon en el juicio Vignolo y Subirachs.
Vignolo llegó a referirse a “la evidencia de un estímulo previo con pasión antes del acto sexual. No había evidencia científica para afirmar que se haya tratado de una violación. “Luego del acto sexual inmediatamente vino la muerte. El motivo del crimen pudo haber sido cualquier situación, como celos, enojo, discusión o furia”. Esos testimonios contradijeron a lo que declaró el prestigioso médico forense Ricardo Cacciaguerra, que trabajaba en Córdoba, para quien de acuerdo al análisis del protocolo de la autopsia, “la víctima fue atacada por un depredador sexual que la sometió en estado de inconsciencia”.
“Nora no esperaba a nadie” y pudo haber sido violada en estado de inconsciencia tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza. Al respecto, consideró que debió haberse practicado un estudio en el cerebro para determinar si la violencia del golpe padecido pudo haberla dejado en estado de inconsciencia, pero no se hizo”, declaró.
El fiscal de instrucción Luis Roberto Pizarro, de Río Cuarto, en su pedido de elevación a juicio consideró: ”Probablemente y como parte del plan criminal, Macarrón ordenó al sicario que dejara la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”.
Lo que está claro es que la escena del crimen fue contaminada por 23 personas, entre ellos el cura de la familia, que se ocupó de tapar con una frazada a Nora. Y la responsabilidad de que eso ocurriera fue del primer fiscal del caso, Javier Di Santo, quien llegó a imputar al hijo de Nora Facundo, y de sospechar que el joven la violó. En esa situación no habló de sexo consentido
Para Cacciaguerra, el acto sexual no fue bajo consentimiento. “En la escena del crimen se encontraron en el suelo los anteojos de Nora y un libro que aparentemente estaba leyendo antes de dormirse, como así también en el baño se encontraron algodones y elementos de higiene que confirmaban que se había quitado el maquillaje antes de irse a descansar. Si alguien espera a su pareja o a algún eventual amante, no se quitaría el maquillaje ni estaría por descansar”, afirmó el médico forense. Además analizó que “un depredador sexual mata a su víctima porque la conoce”.
Cuando fueron convocados por el abogado Marcelo Brito, por entonces defensor de Facundo Macarrón -imputado injustamente- para que analizaran la autopsia, el forense Osvaldo Raffo y el criminólogo Raúl Torre, ambos con experiencia y prestigio en casos resonantes y complejos, no dudaron: dictaminaron que Nora Dalmasso fue golpeada y violada por el asesino.
Osvaldo Raffo, fallecido en 2019, realizó más de 20 mil autopsias, entre ellas la del cardiólogo René Favaloro. Antes de saber que iba a colaborar en la investigación, Raffo dio dos sentencias con el tono serio y contundente con el que solía hablar: -La autopsia está mal hecha. Está incompleta. No hubo profesionalismo.
Cuestionó que no se hiciera la necropsia para saber qué tipos de golpes tenía Nora Dalmasso. Lo mismo que otra serie de análisis, en especial una mordedura del agresor que Nora tenía en un pezón. Para Raffo, si se analizaba esa herida, podría haberse reconstruido parte de la dentadura del asesino.
Para Raffo y Torre, cuyo informe se incorporó en el expediente y se leyó en el juicio, la dinámica del hecho admite dos hipótesis principales:
1. Nora Dalmasso fue atacada hallándose de pie en la habitación donde fue encontrado su cuerpo sin vida, o fuera de aquélla, arrojada al suelo, violada, estrangulada, y trasladada después a la cama. La tarea no era difícil. Según el protocolo de autopsia su talla era de 1,56 m. y pesaba 50 kg.
2. Nora Dalmasso fue sorprendida en la cama. Allí resistió la agresión sexual, el estrangulamiento y allí murió, arrinconada entre la cama y la pared.
Los hechos se sucedieron, aparentemente, en el siguiente orden cronológico: resistencia de la víctima, golpes en el cráneo, ataque sexual (violación), estrangulamiento palmar, ligadura del cuello y asfixia y muerte.
Para Raffo y Torre, la autopsia determinó que fue abusada. “Fue violada. Se comprobaron lesiones extragenitales, paragenitales, genitales y anales. Acceso carnal violento. La autopsia es categórica respecto a que hubo abuso, pero se debió haber efectuado la exéresis de ano y vagina para estudio histológico. El detallado examen microscópico podría haber ilustrado con mayor claridad a este respecto”.
Hasta el fiscal del juicio Julio Rivero duda de que Nora haya sido violada. Lo demuestra en este pasaje del juicio cuando le hizo preguntas a Cacciaguerra:
— Las mordidas en la zona mamaria refiere claramente, en su informe, que son signos de dominio del agresor.
— Sí -respondió Cacciaguerra.
—¿Pueden tener, doctor, otra connotación, concretamente sexual, erotizante, de una exaltación sexual, casi sádica si se me permite la expresión?
— No. Es un caso de sometimiento sexual. Ella estaba inconsciente por el golpe o el estrangulamiento. Pero llegó a luchar contra el depredador sexual.
Para Marcelo Macarrón y sus hijos Facundo y Valentina, Nora fue violada. No hubo ni un gesto de placer sexual antes de ser estrangulada. Todo lo contrario. Sólo hubo horror y un asesino que se lo tragó la tierra.
Por su parte, la abogada penalista Raquel Hermida Leyenda dice que no se investigó al caso Dalmasso con perspectiva de género, que se sigue dudando de la víctima y negando una violación después de 15 años.