Faltaba que alguien les explicara quien era Den Tsiao Ping y su fórmula que rescató a los chinos de la inanición y la miseria del modelo comunista, para arrancar resueltos a tapar la tumba que les estaba cavando el “exprópiese” del lenguaraz barinés. Comenzaron con la devolución del icónico Sambil de la Candelaria, medios de producción agrícola, Agro Isleña y ahora sorprenden abriendo a subasta pública porcentajes de las grandes empresas de la producción industrial y servicios.
Es razonable admitir que tales iniciativas, abren una brecha necesaria para devolverle organicidad a la economía, hoy en el hueso de lo que era hace ocho años. Esto implica inversión privada para generar producción y empleos, una fórmula distinta a la hoy economía de puertos que contenta a muy pocos y de nulo impacto reproductivo para el bienestar de las grandes mayorías.
Pero los venezolanos somos muy distintos a los chinos, pueblo que ancestralmente ha sido vasallo de sus mandatarios. Se atisba que el modelo que acaricia la banda gobernante para su sobrevivencia es ese, la dictadura del partido único con cierta liberalización económica. Que no nos engañe esta reapertura de la economía de mercado. Nosotros hemos vivido la democracia y nuestro objetivo, además del rescate social y económico, continúa siendo recuperar la democracia liberal, multipartidista, sin presos políticos, censura ni corrupción.