Como lo hemos denunciado en otras oportunidades, en el municipio Libertador (y muy seguramente en el resto de los municipios de Carabobo) no hay acceso a la información estadística pública. No se cuenta con datos sobre la desnutrición infantil, la cobertura de vacunas, el embarazo precoz, la deserción escolar, el desempleo, el sub empleo o la precariedad laboral, mucho menos sobre la incidencia delictual, es decir que, en definitiva, nadie puede juzgar con criterio objetivo si vamos bien o vamos mal. Ese ambiente de penumbra, salvo prueba en contrario, es una acción premeditada y deliberada de las autoridades públicas.
Sin embargo, quienes andamos en la calle, por lo general a pie, no nos hace falta la revisión de las estadísticas para constatar la gravedad de la crisis humanitaria compleja que vive el país y, obviamente, también el municipio. El mismísimo Casco de Tocuyito, sector donde funciona la sede de la alcaldía, no tiene agua y sus vecinos deben recurrir a los costosos camiones cisterna o recorrer a pie varias cuadras con su perolito a cuestas a ver si algún amigo les presta ayuda.
Cuando este tipo comentarios se lo hacemos a algunos funcionarios la respuesta suele ser: “es que no tenemos una varita mágica” o “es que no hay presupuesto”. Pero es que tampoco tienen voluntad, hay muchas organizaciones no gubernamentales a las cuales se podría recurrir para que, en distintos ámbitos, se provea ayuda a la ciudadanía que padece la peor parte de la crisis. Eso implicaría despolitizar la acción pública e interactuar con los distintos actores sociales de forma colaborativa y respetuosa.
Por ejemplo, si una organización no gubernamental detecta que existe una baja cobertura inmunológica y rezago en peso y talla en los niños entre 0 y 10 años que viven en Tocuyito y se propone proveer asistencia a las familias afectadas, en vez de que sus equipos de trabajo efectúen un operativo de salud en la calle, expuestos a sol y lluvia, ¿no sería mejor que la alcaldía, si no les suministra acceso a los centros de salud públicos, por lo menos ponga los toldos, brinde apoyo logístico y les de cobertura de seguridad personal?.
Hoy, la AN electa en comicios no competitivos y cuestionados, está deliberando sobre cómo eliminar el apoyo financiero internacional que reciben las organizaciones no gubernamentales para efectuar su labor humanitaria en el país. No lavan ni prestan la batea, eso ya lo sabemos, pero el ciudadano alcalde de Libertador, Oscar Orsini, podría hacer la diferencia y cuestionar esa pretensión legislativa, ponerse en contacto con las ONGs y enfrentar todos juntos los efectos de la crisis sobre las personas aquí en Tocuyito. Eso lo haríamos si fuese ese nuestro rol, pero el alcalde es él y, pues, la responsabilidad de hacer o no hacer recae en su persona.
Julio Castellanos / [email protected] / @rockypolitica