Las películas de Hollywood están repletas de historias que pintan a espías, agentes dobles y amigos traidores bajo una luz heroica.
Por Mirror
Pero cuando se trata del mundo real y la realidad de las misiones secretas, es un pensamiento escalofriante.
Imagina a tu vecino de al lado, que te saluda con la mano todos los miércoles mientras sacas la basura, que ha recogido a tus hijos del colegio y con el que has compartido una broma sobre la valla del jardín.
Ahora imagina que son secretamente parte de una red de espionaje ruso, usando deliberadamente sus lazos suburbanos para infiltrarse en la sociedad y recopilar información para que Moscú la use en su beneficio.
Suena increíble, como algo sacado de esas películas de Hollywood, pero esto es exactamente lo que sucedió en Estados Unidos durante los años 90.
Richard y Cynthia Murphy, quienes se mudaron a Nueva Jersey a mediados de los 90, hicieron exactamente eso.
Después de años de entrenamiento en la notoria escuela rusa de espionaje ‘The Institute’, Vladimir y Lidiya Guryev (que usaron los nombres de Richard y Cynthia como tapadera) fueron enviados a los EE.UU.
Juntos, engañaron a sus vecinos y colegas durante casi 20 años, y tuvieron dos hijos, Kate y Lisa, durante ese tiempo, antes de que se revelara su verdadera identidad.
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