Este 24 de mayo en Vente Venezuela cumplimos 10 años de fundación. Pese a las descalificaciones y a los ataques de enemigos muy poderosos, pero con el beneplácito de la gente –aun cuando esta, en su mayoría, aborrece hoy más que nunca a la política y a los políticos-, llegamos a nuestra primera década en crecimiento sostenido. Eso es motivo de orgullo; aunque agridulce, eso sí, porque se da en un país que sufre la peor y más compleja crisis humanitaria del continente en su historia. Pero es en ese país, con su padecimiento y con su gloria, en el cual Vente ha impreso una impronta que reivindica la política, como las flores moradas que reafirman aún más su vida y su vigor mientras la sabana esté más seca e impía. Un partido disruptivo; en un entorno político plagado de antivalores, de corrupción y de pusilanimidad.
De ahí viene el significado de Vente Venezuela para el país: demostrar, con su corajuda acción, que sí se puede hacer política con valores y con ética. Una política que es como la mayoría de los venezolanos: trabajadora, coherente y que asume la responsabilidad de sus decisiones. Que cuando dijimos que la ruta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y la nuestra, la de los venezolanos, eran incompatibles, nos deslindamos de esa “coalición”; que cuando decimos que enfrentamos a un Estado criminal, no participamos en nada que lo legitime y estabilice y tampoco le recibimos ni un centavo a sus testaferros, a pesar de necesitar dinero para hacer nuestro trabajo; que cuando pedimos coraje a nuestra gente, encabezamos la lucha y asumimos con ella todos los riesgos. La coherencia, prima de la responsabilidad y madre de la confianza, es un valor importante cuando se enfrentan mafias y tiranías; aunque no es un valor sencillo de practicar en un entorno moralmente afectado, en el que muchos se han quebrado, rendido o vendido al bando de la tiranía. La coherencia es hermana de la fortaleza.
Con esa misma fuerza, misma valentía, Vente puso al liberalismo -la doctrina natural de la mayoría de los venezolanos- en el espectro político. Es esa otra de sus más grandes improntas. En toda la era democrática, la política en el país estuvo dominada por partidos, políticos y programas de izquierda; que, con su inherente corrupción y decadencia, le sirvieron el país al chavismo en bandeja de plata. 13 años después de instaurado el sistema criminal en Venezuela, se funda Vente, para defender e impulsar –con una intensiva y también distintiva formación de sus líderes, afiliados y simpatizantes- el coco de los demás partidos: la propiedad privada, el libre mercado, la apertura a los capitales foráneos, el mérito, el civilismo, el conocimiento, la innovación. Tanto, que hoy la mayoría de los venezolanos se asume liberal, después de décadas sin saber que lo era, y aborrece ya el espejismo socialista. Vente abrió esos caminos; ayudado, por supuesto, por la contundencia de los hechos.
Un partido liberal, en esencia –a diferencia de uno más o menos socialista-, concibe a la política como servicio público: el político trabaja es para la gente y no al revés. También lo hemos demostrado con nuestro trabajo; denunciando la corrupción de lado y lado, acompañando a los ciudadanos en sus problemas y en sus angustias; formando gente para el liderazgo de su vida y del país. Y no únicamente en tiempos de alborotos de campaña. También ese es otro gran grabado de Vente en la política nacional. Un partido que funciona en la lógica que nos guiará también al ser gobierno en la república libre por la que luchamos: el Estado estará al servicio de la gente; perdiendo centralidad y confiando en las capacidades de los ciudadanos para generar riqueza, desarrollo y felicidad. Así como el árbitro no es el protagonista en el juego de fútbol, sino los jugadores con su estilo y talento, el Estado liberal pondrá en el centro a los individuos con sus sueños, sus proyectos y sus ambiciones. En 10 años lo hemos demostrado con trabajo intenso, imparable y apasionado, en cada rincón del país.
Sí; a pesar de todo esto, la mayoría de los venezolanos repudia hoy la política y eso arropa también a Vente. Pero la salida a nuestra desgracia existencial pasa, de manera inevitable, por el ejercicio de la política genuina y por la construcción de un nuevo liderazgo, que modele valores a la sociedad, y que nos conduzca a la libertad. Rendirse, desentenderse o huir –pese al legítimo asco que sustente esas decisiones- no son opciones que ayuden a solucionar el problema, sino al contrario. La política no es sucia; más bien, por pensar así la gente decente se la ha dejado a los sucios, a los peores de la sociedad. Tenemos la responsabilidad de reivindicar la política y hacer que los mejores encabecen nuestra lucha y los grandes desafíos que, como país, tenemos.
Vente es mi orgullo y te invito a que te encuentres con nosotros para que también sea el tuyo. Que nos sintamos orgullosos de actuar con coherencia, responsabilidad y valentía; de defender la libertad individual por sobre todas las cosas; de trabajar juntos por ti, por mí, por nuestra gente. Por lo que más queremos. Por nuestra familia, por nuestros valores, por nuestra libertad. Por Venezuela.
@PedroDeMendonca
Coordinador de Vente Venezuela en Guárico