Es la tarde del 26 de mayo de 2022. Dos comandos jungla de la Policía vuelven en un helicóptero a la base militar antinarcóticos de Mariquita, Tolima, en Colombia. Se ríen mientras dicen que apestan. Llevan varios días mimetizados haciéndole cacería a uno de los hombres más buscados por las autoridades y que se fugó en marzo pasado de la cárcel La Picota de Bogotá: Juan Larinson Castro, alias Matamba, líder criminal que lideraba la Cordillera Sur, filial del Clan del Golfo en Nariño. Finalmente, llegaron a él este jueves y, tras un combate, el narcotraficante, pedido en extradición por Estados Unidos, murió en su escondite.
Por: El Espectador
Los dos uniformados, junto a otros seis de esa especialidad policial, llegaron hace unos días a una finca en zona rural de Cimitarra (Santander). Llevaban dos meses siguiéndolo y escuchando sus comunicaciones. Entre las interceptaciones que hicieron a las comunicaciones del narcotraficante resaltaban las conversaciones que tenía con una bruja venezolana, pues constantemente le pedía consejos sobre sus acciones criminales.
El dato se lo entregó la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA, a la Policía colombiana y fue importante para ubicar a Matamba luego de que se fugara de La Picota, burlando a las autoridades colombianas. Según la Policía, el narcotraficante intentó distraerlos, porque tras su peliculesca huida de la cárcel amagó primero a que iba a salir por las vías del sur de Bogotá. Pero luego hizo un transbordo para salir por el occidente, por la calle 80 de la capital, con destino al Magdalena Medio, donde este jueves se reportó su muerte.
Fue así como, de a poco, fueron cercando al narcotraficante que, según la investigación en su contra, se alió con militares para sacar droga por el Pacífico nariñense. El expediente tiene a dos oficiales respondiendo ante los estrados judiciales: el general retirado Leonardo Barrero, excomandante de las Fuerzas Militares, y el coronel retirado Robinson González del Río, condenado por más de 40 falsos positivos y cuya permanencia en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde ha ventilado sus crímenes, pende de un hilo.
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