La falta de ferris, por encontrarse en mantenimiento, es el principal enemigo de los pocos comerciantes de mercancía seca que sobreviven en la zona comercial a la entrada de Punta de Piedra, donde están los embarcaderos para la entrada y salida a la isla de Margarita.
Por Dexcy Guédez
Los vendedores coinciden en que con la entrada a dique de las motonaves que cubren la travesía entre Puerto La Cruz, Cumaná y Margarita, las ventas han mermado considerablemente.
Algunos comerciantes dicen encomendarse a Dios y a la Virgen del Valle, antes de abrir sus puestos esperando poder vender algo durante la jornada.
Además, esperan una pronta solución al problema de transporte marítimo, porque aun cuando es temporada baja, entra uno que otro turista nacional que busca manufactura margariteña, especialmente trajes de baños, pareos y sombreros.
Maricarmen Méndez aseguró que mientras no haya transporte marítimo, las ventas se mantendrán por el suelo. “Hay días que con suerte logro vender entre 15 y 20 dólares, pero hay días que no vendo nada. Cuando hay venta, la mitad es para comer, pero no puedo reponer mercancía”, recalcó.
En similares condiciones está Oriangi Guerra, quien expresó que lo máximo que ha logrado vender durante la temporada baja son 30 dólares en un día y de eso tiene que tomar la mitad para comprar alimentos. “Cómo podemos reponer mercancía si apenas sacamos para comer. La única manera es que se estabilice la entrada de ferris y turistas para poder recuperarnos”, apuntó.
Tampoco los establecimientos de venta de licores y delicateses están airosos con las ventas por falta de ferris. La demanda está limitada a las bebidas nacionales a quienes residen o trabajan en Punta de Piedra, municipio Tubores, puerta de entrada marítima a la isla de Margarita.