Las diversas crisis internacionales han frenado los progresos en el desarrollo sostenible y, por segundo año consecutivo, no se registran avances de cara a lograr las metas fijadas en ese campo por la ONU en la Agenda Global 2030.
Así se desprende del XVII Informe sobre Desarrollo Sostenible para 2022, presentado este jueves por la alemana Fundación Bertelsmann.
Los conflictos militares, además de su costo humanitario, tienen repercusiones en la seguridad alimentaria en todo el mundo -como lo muestra actualmente la crisis de Ucrania- y además frenan la posibilidad de pensar a largo plazo.
“La diplomacia, la paz y la cooperación son condiciones claves para que se alcancen las metas fijadas para 2030”, dice el informe.
El escalafón de desarrollo sostenible es encabezado por Finlandia seguido por los otros países nórdicos, Dinamarca, Suecia y Noruega.
Los diez primeros países en la lista son europeos, pero incluso esos países están ante grandes retos en el campo de la sostenibilidad.
Desde la aprobación de las metas de sostenibilidad por parte de la ONU en 2015, los países del este y del sur de Asia son los que más progresos han hecho, encabezados por Bangladesh y Camboya.
Venezuela, en cambio, es el país que más ha retrocedido desde entonces, según el informe.
Por otra parte, el informe sostiene que un plan global de financiación del desarrollo sostenible es algo “urgente”. Concretamente pide una agenda de inversiones en infraestructura -ante todo en energías renovables y digitalización- así como en salud y educación.
Un obstáculo para ello es que la mitad más pobre del mundo no tiene acceso a capital en condiciones aceptables, y justamente son los países más pobres los que han sido más fuertemente golpeados por las crisis internacionales.
Una amenaza es que el apoyo al desarrollo sostenible baje debido a la necesidad de equilibrar presupuestos en los países europeos, al aumento del gasto militar y al cambio de prioridades estratégicas.
Todo ello puede llevar a una reducción de los fondos para apoyar el desarrollo sostenible en los países más pobres.
En ese contexto, el informe propone un plan de cinco puntos para la financiación del desarrollo sostenible en el que deben tener un papel clave los países del G20, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones multilaterales.
Los esfuerzos por apoyar el alcance de las metas del desarrollo sostenible son divergentes. Dentro del G20 EEUU, Rusia y Brasil son, según el informe, los que se han mostrado menos comprometidos con ellos.
Los países nórdicos, en cambio, muestran un gran compromiso, lo mismo que Alemania, Argentina, Japón y México.
A algunos países, como Benin y Nigeria, que están muy atrás en el escalafón, el informe les reconoce expresamente un claro esfuerzo político.
En el caso de Benin, destaca que, al igual que México, ha emitido bonos para la financiación del desarrollo sostenible.
EFE