Juliette Pardau es actualmente una de las actrices venezolanas más importantes en la televisión colombiana, luego de su paso por grandes telenovelas como Pa’ quererte, La nieta elegida y su más reciente producción, el remake de Hasta que la plata nos separe.
Por Semana
Sin embargo, más allá de su belleza y talento, la venezolana tiene una historia de vida de luchas y sacrificios, especialmente después de llegar a Colombia hace algunos años. Aunque su carrera en Venezuela ya había despegado, al llegar al territorio colombiano fue como si tuviera que nacer de nuevo, pues debió hacerse una imagen actoral, esta vez lejos de su país; pero esto no fue fácil.
“Fui mesera, paseé perros y viví una cantidad de cosas que no había vivido, pero estoy segura de que hacían parte de mi proceso. Eso me dio la oportunidad de observar y experimentar algo menos cómodo”, explicó Pardau en conversación con la revista Vea.
Ahora bien, más que hablar con queja o dolor por el tiempo fuera de la actuación, la famosa aseguró que dicho proceso fue necesario para ver la vida de otra forma y para enfilarla al éxito que vive hoy en día. “Creo enormemente en esas cosas energéticas, en que todo tiene un propósito y seguramente si no hubiera vivido las circunstancias de inmigrante que experimenté durante ocho meses, recién llegada, otras oportunidades no se habrían dado”, añadió.
Además, no solo la actuación es la que la mantiene ‘atada’ a Colombia, pues aunque su carrera va “viento en popa”, lo cierto es que el amor también es un aliciente para continuar trabajando en el país. Aunque en un principio Pardau llegó a Colombia con el objetivo de visitar a un exnovio, con el tiempo dicha relación se terminó, pero no las ganas de la actriz por hacer una vida en un territorio muy diferente al suyo.
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