En un recorrido realizado por varios sectores de San Cristóbal y por la avenida uno de Táriba, donde años atrás fueron instalados parques biosaludables para que habitantes de las comunidades aledañas pudieran tener lugares diferentes para hacer ejercicio, se pudo comprobar que muchos están llenos de monte, fueron vandalizados y los que no, presentan severos daños o están llenos de óxido.
Aunque algunos han sido pintados y se ha intentado volver a tenerlos en condiciones, los lugares más concurridos sufren del abandono.
Este es el caso del parque Río Torbes, donde estos aparatos usados para realizar diversa clase de ejercicios muestran daños notorios. A pesar que las lluvias de este domingo impidieron a la ciudadanía salir a realizar ejercicio, este lugar sí es muy concurrido entre semana. Sin embargo, las personas que se atreven a usarlos se exponen a diferentes peligros, pues las sillas de algunas de las máquinas están partidas y otras oxidadas, en caso de alguna cortadura, pudiera generarse una infección.
Estos gimnasios al aire libre también fueron instalados en el Parque San Miguel. Las lluvias y la falta de mantenimiento ha hecho que el monte crezca rápidamente y la zona no muestre una buena cara para realizar ejercicios. El mismo ambiente se repite en el Parque Quinimarí, parte alta de San Cristóbal.