¿Y si te digo que no es aparecer más, tampoco es hablar más, y mucho menos es presentar planes y programas hasta para darle 20 vueltas a la luna?.
¿Si te digo que el elector ha cambiado o te digo que puedes enaltecer tus cualidades y además de todo, te aseguro que todo el mundo tiene una historia que contar, la tuya seguramente es muy buena?
¿TE ESTÁ LLAMANDO LA ATENCIÓN? Entonces, hablemos un poco sobre el Political Minimalist Marketing, o mejor dicho: MARKETING POLÍTICO MINIMALISTA.
Muchos son los consultores que entienden los riesgos totalmente innecesarios de una sobreexposición, siempre que comienzo la asesoría a cualquier candidato, o llevo la iniciación de cualquier persona que desee entrar en política, lo primero que hago como norma, es realizar un análisis de sus cualidades-defectos-virtudes, luego me centro en el tipo de elección y por último pienso en la estrategia para lograr el objetivo. Generalmente la estrategia no es rígida pero siempre será evolutiva, existe un secreto, y el mismo consiste en diseñarle al candidato un plan de acuerdo a su esencia, a sus puntos positivos, a lo que pueda hacer mejor y de forma natural.
El elector ha cambiado, no valora un candidato por aparecer en todo momento y en todos los medios, tampoco valora un candidato por ocupar un espacio hablando dos horas sin cesar, siendo unidireccional en el sentido estricto de la palabra; mucho menos creen en una persona que salga a prometer planes milagrosos o programas de imposible cumplimiento, ya que hoy por hoy, las personas están bien informadas y/o pueden verificar la información con mucha facilidad.
Cuando se plantea una estrategia de marketing minimalista, no quiere decir que menos es mejor, lo que se debe hacer, es utilizar lo mejor del candidato, adecuando estas características al tipo de elección, para lograr así, contundencia en cada uno de los movimientos que previamente se tienen pautados.
Calidad y no cantidad: Es increíble el ahorro de recursos económicos que se puede lograr cuando se utiliza esta estrategia de forma eficiente, confeccionando la planificación para que la misma sea de alto impacto. Un ejemplo de ello lo podemos apreciar en la reciente campaña electoral del candidato a la presidencia de Colombia Rodolfo Hernández, donde un trabajo impecable en las redes sociales y con muy pocos recursos logró pasar a la segunda vuelta superando las expectativas; en contraposición, si observamos al partido político Podemos, en España, nos encontramos con que a pesar del inmenso gasto de dinero, no logran posicionar al candidato ni al partido en las distintas citas electorales recientes y esto sucede por no centrarse en la esencia, abusando de los recursos y manteniendo un discurso trasnochado.
En un buen uso de técnicas minimalistas no vamos a trabajar con cuanta herramienta o técnica de marketing político exista, tampoco vamos a utilizar lo básico, nada de eso, pero, precisaremos y trabajaremos con lo mejor para lograr conectar con el elector, para que sienta confianza en el candidato y lo que representa, para fidelizar la opción que les estas presentando o en la que estás trabajando.
No te sobreexpongas ni te desaparezcas, no hables de más, pero tampoco te mantengas callado, diseña un buen plan de gestión con posibilidades reales de cumplimiento (Ni se te ocurra prometer proyectos para darle veinte vueltas a la luna), tienes cualidades, solo consigue el camino para enaltecerlas, y, por último, recuerda que tienes una historia, ¡cuéntala! pero cuando lo hagas procura hacerlo bien.
Siempre explico que cuando se trata de estrategias electorales, sin duda alguna será fundamental para cualquier consultor o cualquier político que esté pensando participar en un proceso de elecciones, diseñarla para que tenga efectividad; pero tener una estrategia no es garantía de éxito si en ella no confluyen todos los elementos necesarios para que así sea, y, definitivamente son muchos más de lo que comúnmente se piensa.
“No hay atractivo en lo seguro.
En el riesgo hay esperanza”
CAYO CORNELIO TÁCITO
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