Toda persona que viaje a Qatar deberá saber que la primera sensación que va a experimentar al momento de su desembarco es un calor sofocante y abrasador. Alcanza solamente con cruzar la puerta del avión para quedar envuelto en una masa de aire caliente y seco. El golpe al llegar a Doha es inevitable: las infernales temperaturas que la capital del país árabe registran en verano golpean duro, sobre todo justo después de abandonar los fríos pasillos de la aeronave. En esta época del año, la sensación térmica es capaz de rozar los 50°C en la fastuosa ciudad que se ha erigido en lo que algunas décadas atrás solía ser un desierto. Aunque el desarrollo estructural y tecnológico de esta urbanización le hace una finta a dichas condiciones climáticas, y los estadios de la Copa Mundial de la FIFA poseen un sistema de refrigeración que protege a jugadores y espectadores. Ha quedado demostrado con los partidos de repechaje en los que Australia y Costa Rica aseguraron su clasificación para el torneo, que incluso se han disputado en condiciones mucho menos favorables que las que tendrá el país anfitrión al momento de albergar la gran fiesta del fútbol.
Por infobae.com
Puede que algún fanático decida llevar un abrigo por precaución en su visita a los estadios de un Mundial que por primera vez en la historia ha cambiado de fecha por cuestiones ambientales. Hay aires acondicionados de última generación en cada uno de los ocho recintos que albergarán los 64 partidos que se jugarán del 21 de noviembre al 18 de diciembre de este año, cuando el calor de Doha sea más primaveral y agradable para los aficionados. En la disputa de la repesca internacional, Qatar ha superado con creces ese desafío mayúsculo de combatir el calor.
Tanto el partido que decretó el doloroso adiós de Perú como el encuentro que vio a Costa Rica sacar boleto para su tercera participación mundialista consecutiva se jugaron con una temperatura de 32°C en las adyacencias del Ahmed Bin Ali Stadium, la sede elegida por la FIFA para disputar dos cotejos que sirvieron de prueba piloto de cara a la competición que acogerá a más de 1,2 millones de personas. Pese al contexto, dentro del estadio no hubo ningún tipo de dificultad. Los futbolistas pudieron competir al máximo nivel sin necesidad de hacer pausas de hidratación y fue gracias a las bocas de aire acondicionado de última generación que están al borde del campo de juego.
Los protagonistas aprovecharon para beber agua de forma habitual –sobre todo antes del inicio, durante alguna sustitución o en las intervenciones del VAR– y el calor no fue un problema. Según pudo saber Infobae al consultar con los empleados de la organización que controlaban constantemente la temperatura en el estadio, el termómetro marcaba 19,2° en la zona del terreno de juego en el partido del lunes y 17,3° antes de que rodara la pelota este martes. Es decir, hacía entre 13 y 15° grados menos que afuera. Por su parte, en la zona de prensa había una temperatura de entre 25 y 26°.
Cada sector dentro de los estadios puede tener su propio microclima y el gran artífice de esto es el ingeniero sudanés Saud Abdulaziz Abdul Ghani, quien se ganó el apodo de ‘Dr. Cool’ por el proyecto que comenzó a desarrollar incluso antes de la candidatura de Qatar para el Mundial. Su trabajo comenzó en 2009. El Comité Supremo se acercó a la Universidad de Qatar, donde es profesor en la Facultad de Ingeniería, para buscar soluciones para frenar el calor durante los partidos.
“La idea de los aires acondicionados en los estadios empezó durante el período de verano e implicaba el desafío de poder jugar en temporada de altas temperaturas. Cualquiera de los estadios tiene tres elementos: el césped, los jugadores y espectadores. Nos teníamos que asegurar que el pasto tuviera un buen ambiente para crecer verde y sano. Con respecto a los futbolistas, ellos hacen un enorme desgaste físico y tienen que refrigerar su cuerpo sudando. Nosotros hacemos que la evaporación del sudor sea más lenta y eso influye en su temperatura corporal. Estamos 100% seguros de que les damos a los jugadores un ambiente térmico que les permite esforzarse al 110% sin ser perjudicados por las temperaturas. Para los espectadores y visitantes tenemos varios pequeños difusores que básicamente expulsan aire fresco en un radio de dos metros y lo hacen recircular. Al borde del campo de juego hay unos paneles que atraen el aire caliente hacia unas máquinas que hay debajo, lo enfrían, lo purifican de polen y polvo, como también de piel y pelo humano, y lo devuelven más frío hacia la gente”, explicó en un diálogo con los medios del que participó Infobae.
El aire acondicionado seguirá siendo necesario en diciembre, a pesar de que las temperaturas son más frescas. Principalmente por la cantidad de gente que se va a aglomerar dentro de los diferentes estadios. Por el ejemplo, el Lusail Stadium reunirá a 80.000 personas para la final del Mundial.
El Dr. Saud sabe que no podrá tener a todos conformes, pero garantiza que el proceso permitirá a los aficionados tener una experiencia satisfactoria: “Por ejemplo, viene una persona que es del continente asiático y se junta con alguien de Brasil, que está del otro lado del mundo, o yo que soy de Sudán, entonces… ¿Cuál es la temperatura con la que todos estarían de acuerdo? Es realmente difícil. Fue por eso que tuvimos que hacer muchos análisis térmicos y aún así sabemos que siempre habrá alguien que no estará feliz con lo que ofrecemos. La gente de zonas cálidas querrá climas más fríos y viceversa. Es complicado, pero tenemos un rango. No controlamos el clima, controlamos cómo la gente percibe la temperatura en los estadios midiendo los niveles de humedad, la velocidad del aire y otros factores, en distintas zonas”.
El sistema que ha desarrollado este ingeniero sudanés, que funciona de forma mancomunada con el centro de monitoreo Aspire Command & Control Centre, da la posibilidad de segmentar la regulación de las temperaturas y de anticiparse a cualquier situación adversa: “Cada sector de las gradas tiene su propio análisis térmico con sus propios sensores que envían información a sus propias máquinas. Si por ejemplo descubrimos que el viento viene del Norte, habrá una zona que tendrá que reaccionar más que otra. Por todo el estadio hay estaciones climáticas que predicen el comportamiento del viento y cómo puede afectar al área antes de que suceda. Nuestra metodología es ser proactivos ante el clima de afuera a través de métodos de mitigación. Si el emir de Qatar y sus invitados quieren la temperatura más alta o más baja, tenemos el control en todo el estadio”.