La noticia se conoció por su hijo este lunes 20 de junio. José Víctor De Castro Carroll fue uno de los hombres más importantes de la prensa a nivel deportivo durante más de seis décadas.
Por infobae.com
El periodista barranquillero José Victor Castro Carrol, conocido en el mundo del periodismo deportivo como Chelo de Castro o ‘Don Chelo’, falleció este lunes 20 de junio a los 102 años de edad. En su momento, fue considerado como el periodista más viejo del mundo, pues aunque había dejado de ejercer en la prensa, no dejó nunca de lado su oficio, ni su columna en El Heraldo, la cual alimentó por más de 30 años.
La noticia fue dada a conocer por su hijo, el músico Darío ‘Chelito’ de Castro, quien a través de un mensaje en Twitter se despidió de su padre y le agradeció por todo. “Vuelta alto Papi”, escribió.
Chelo de Castro nació el 19 de marzo de 1920, en el barrio San Roque de Barranquilla. En su casa siempre se hablaba de deportes. Su hermano mayor, Chelo de Castro Tavera, fue uno de los más grandes promotores de boxeo colombiano en la primera mitad del siglo XX. Arturo de Castro, otro de sus parientes, trajo un día desde Inglaterra el primer balón con el que se dio inicio al fútbol en Colombia.
Chelo de Castro era el último sobreviviente del grupo que creó la Asociación Colombiana de Redactores Deportivos (ACORD) en 1948. Inició su carrera unos años antes, en 1945. Tenía entonces 25 años de edad y trabajaba como Jefe de Espectáculos Públicos en la Alcaldía de Barranquilla. Ocupando ese rol comenzó a escribir de manera anónima una columna para el periódico La Prensa, animado por amigo Germán Núñez.
En 1950 ingresó de lleno a La Prensa y allí estuvo durante diez años. Comenzó a firmar con su nombre y en 1960 pasó al vespertino El Nacional, dirigido por Julián Devis Echandía. Allí trabajó durante ocho años hasta que en 1968 se incorporó al Diario del Caribe.
Desde 1976 y hasta 2020 escribió una columna en el diario El Heraldo, actividad que alternaba con otras de sus ocupaciones. Fue dirigente de boxeo y secretario de los alcaldes Ernesto McCausland, Fernando González Pombo y Rafael Gerlein.
A lo largo de su extensa carrera recibió innumerables reconocimientos, distinciones y homenajes. El coliseo de la Universidad del Atlántico lleva su nombre.
Publicó dos libros: La pértiga roja y Acuarelas costumbristas. Fue compañero de redacción de Gabriel García Márquez y este lo llamaba “maestro”. Practicó atletismo, se casó y tuvo siete hijos. Entre sus anécdotas más memorables destaca la del caso del arquero José Escorcia, que en su tiempo fue considerado como el mejor guardameta del país. Escorcia mató de una patada en el hígado a uno de sus compañeros de equipo, luego de discutir fuertemente durante una partida de dominó en una casa alquilada por la Liga de Fútbol del Atlántico. Don Chelo contaba la anécdota con lujo de detalles habiendo superado los 95 años, pero ya no recordaba el nombre de la víctima.
Más de 70 años al frente del cañón, su sapiencia y experticia, hacen de Chelo de Castro una leyenda del periodismo colombiano. Su perdida genera un sinfín de emociones, especialmente para quienes lo leyeron y escucharon en su programa de radio.
En las redes son varios los mensajes de tristeza y solidaridad con su familia.
”Nos dejó Chelo de Castro, pero será eterno a través de sus letras y mientras se practique cualquier deporte en Barranquilla. En vida ya había ingresado a nuestro pabellón de héroes, hoy pertenece al celestial junto al campeón Perea y Fabio Poveda. Abrazo fraterno a su familia”, manifestó el alcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo.
Por su parte la Secretaria de Cultura, María Teresa Fernández dijo: “(…) importante pérdida para el periodismo de la ciudad, en sus letras nos queda el legado de una pluma que acompañó el deporte, la política y la historia de Barranquilla. Mis condolencias para sus amigos y familiares”.
Su vida y obra dan para un gran libro. Al parecer, uno ya se encuentra en marcha, a cargo del periodista Ahmed Aguirre Acuña. Ojalá que pronto salga al mercado, pues el legado de Don Chelo lo merece, y los lectores también.