Dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas fueron asesinados el lunes en su templo de la comunidad indígena de Cerocahui, en el estado mexicano de Chihuahua (norte), y los atacantes se llevaron los cuerpos, informó este martes la Compañía de Jesús.
“Denunciamos el homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales (…) y Joaquín César Mora Salazar”, señaló la orden religiosa en un comunicado.
“Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas”, agregó.
Por la tarde, la secretaría de Seguridad federal informó en un comunicado que el presunto agresor de los religiosos ya había sido identificado.
“Se continúa con la investigación para dar con su paradero y no permitir la impunidad”, señala el texto.
La oficina en México del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU condenó el crimen de estos religiosos, quienes, señala, realizaban “un importante trabajo social y pastoral” entre los indígenas de la etnia tarahumara.
“El asesinato de estos dos reconocidos sacerdotes nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”, señaló Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH al reclamar “medidas de protección inmediatas, efectivas y concertadas” para la zona.
En su conferencia de prensa matutina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se refirió a este crimen, que ha causado gran indignación en distintos sectores.
“Estamos ahora atendiendo este asunto”, dijo el mandatario al reconocer que varios municipios de la sierra de Chihuahua padecen “bastante presencia de la delincuencia organizada”.
Según expertos, la sierra de Chihuahua, dominada por impresionantes cañones que atraen a turistas, es una importante ruta de trasiego de drogas hacia Estados Unidos por lo que es violentamente disputada por cárteles del narcotráfico.
– Persecución –
El ataque se registró el lunes cuando un hombre que era guía de turistas y que era perseguido por un individuo armado aparentemente intentó protegerse ingresando al templo de Cerocahui.
“Los dos jesuitas de alguna manera intervinieron para que no sucediera nada en el templo (…) En ese momento, el agresor dispara contra aquel que perseguía y los sacerdotes”, dijo a Radio Fórmula Luis Gerardo Moro Madrid, provincial en México de la Compañía de Jesús.
Un tercer religioso, al escuchar los balazos, entró al templo y vio los cuerpos de los dos jesuitas. “El asesino tal cual le dice: ‘lo siento, nos vamos a llevar los cuerpos'”, añadió el religioso.
Los cadáveres fueron colocados por otros hombres armados en la parte trasera de una camioneta y cubiertos con plástico, añadió Moro Madrid.
Unas horas antes en la misma comunidad se reportó que dos hombres, una mujer y una menor de edad habían sido secuestrados, aunque las autoridades no han detallado si los dos sucesos estarían relacionados.
Tras el crimen, la Compañía de Jesús demandó la adopción de “medidas de protección para salvaguardar la vida” de los jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
La Conferencia del Episcopado mexicano también condenó la “tragedia” y exigió “una pronta investigación”, además de seguridad para los sacerdotes del país.
En México, miembros de diversas órdenes religiosas suelen actuar como defensores y mediadores entre los habitantes de sus comunidades y los sicarios del crimen organizado que allí operan.
En estados como Michoacán (oeste) o Guerrero (sur) algunos religiosos han apostado por el diálogo con los narcotraficantes como forma de pacificar dichas regiones, usualmente empobrecidas y con escasa presencia estatal.
Unos 30 curas han sido asesinados en la última década en México, según la ONG Centro Católico Multimedial.
México es sacudido por una ola de violencia ligada al narcotráfico en medio de la cual han sido asesinadas más de 340.000 personas desde diciembre de 2006, según cifras oficiales.
AFP