Las diversas creencias religiosas que han existido a lo largo de la historia humana han aportado respuestas a preguntas filosóficas que buscan explicar la existencia del ser humano en este mundo. ¿Por qué estamos aquí?, ¿de dónde venimos?, ¿cuál es nuestra misión?, ¿cómo debemos vivir? y un sinfín de cuestionamientos más han llevado a grandes pensadores a reflexionar sobre este tema, encontrando en la religión (cualquiera que sea) una fuente de sabiduría para responder a esto.
Por PijamaSurf
Aún así, el pensamiento lógico y racional tiene una mejor aprobación respecto del pensamiento religioso. Esto no sólo se debe a la constante repetición de la idea de que el mundo debe ser regido por el conocimiento científico y tecnológico occidental. También hay una explicación neurocientífica que analiza las diferencias cognitivas de las personas que creen en algún tipo de dogma religioso, en comparación de quienes se asumen como ateos o agnósticos.
En un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Alberta en Canadá, se examinaron las diferencias entre las personas “creyentes” y las “no creyentes” en cuanto a las redes neuronales fundamentales que se encuentran activas en el cerebro durante el llamado estado de reposo. Los resultados demostraron que los no creyentes muestran una mayor contribución de una red en estado de reposo asociada con el procesamiento analítico o deliberativo, y los creyentes muestran una mayor contribución de una red asociada con el procesamiento intuitivo o automático.