El funeral del experto y defensor de los indígenas Bruno Pereira, asesinado a los 41 años junto a un periodista británico en la Amazonía brasileña, se celebró este viernes en medio de emotivos rituales de miembros de pueblos originarios.
Marcando el ritmo con maracas, una veintena de indígenas del pueblo Xucuru entonó cánticos fúnebres alrededor del ataúd de Pereira en un cementerio de Paulista, ciudad cercana a Recife donde Pereira nació, en el estado de Pernambuco (noreste).
“Es una ceremonia de despedida, para traer aquí la fuerza del encantamiento de nuestra selva sagrada. (La muerte de Bruno) es una gran pérdida, no sólo para nosotros, sino para todo Brasil, para quienes luchan defendiendo la madre tierra, que es defender la vida”, dijo a la AFP el cacique Marcos Xucuru.
Vistiendo tradicionales sombreros de paja y collares, los indígenas bailaron alrededor del féretro, que estaba decorado con una foto de Pereira, la bandera de su estado natal y de su equipo de fútbol, Sport Recife.
El cuerpo, devuelto a su familia el jueves tras su pericia e identificación en Brasilia, será cremado este mismo viernes.
“Hoy, la tierra donde nació lo recibe de vuelta, su cuerpo se reencuentra con el barro, con las raíces de las plantas, el agua y el calor del suelo”, dijo en un comunicado el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos indígenas Aislados, con quienes Pereira trabajaba.
“Su cuerpo exhala el perfume del mar y el denso aroma de la selva, a la cual defendió hasta ser asesinado por quienes la destruyen”, añadió la organización.
“Este crimen es la punta del iceberg de la situación crítica que vive Brasil actualmente, causada por la manera en que el Estado trata la cuestión indígena”, dijo a la AFP Vania Fialho, una antropóloga de 56 años que asistió al funeral.
Pereira, casado y padre de tres hijos, trabajó durante un largo período en la Funai, agencia gubernamental encargada de los asuntos indígenas, donde dirigió un departamento especializado en la protección de los pueblos aislados o de poco contacto con el mundo exterior.
Fue asesinado a tiros el 5 de junio junto al periodista británico Dom Phillips, de 57 años, cuando regresaban de una expedición en el Valle del Javarí, un lugar remoto de la selva amazónica considerado peligroso por la presencia de narcotraficantes, la pesca y extracción de oro ilegales.
El cuerpo de Phillips, que vivía hacía 15 años en Brasil, será velado y cremado el domingo en Niterói, ciudad vecina a Rio de Janeiro.
Hasta el momento, cuatro sospechosos fueron arrestados por el crimen, el último de ellos el jueves.