Wall Street vuelve a cerrar un mes para el olvido, con el S&P 500 entrando en mercado bajista (un 20 % por debajo de su último máximo), pero también su peor primer semestre desde 1970, debido a la inflación, la subida de los tipos de interés y el temor a una recesión.
En el acumulado del mes, el Dow Jones pierde un 7,44 %, el S&P 500 un 9,37 % y el Nasdaq un 10,46 %, mientras que en el semestre las cifras ascienden al 15,31 % para el Dow, al 20,58 % para el S&P 500 y al 29,51 % para el Nasdaq.
El parqué neoyorquino arrancó el mes con mal pie después del anuncio de la tasa de inflación en mayo que se situó en el 8,6 %, tres décimas por encima de la de abril y la más elevada en 40 años, sobre todo por el fuerte encarecimiento de la energía.
Los peores temores de los inversores se cumplieron y la Reserva Federal (Fed) subió los tipos de interés 0,75 puntos, su mayor aumento desde 1994, lo que sumado a su determinación de seguir elevándolos ha sembrado el temor a una recesión.
El analista Ed Moya, de la firma Oanda, señaló hoy que existe una “volatilidad añadida” porque al término del trimestre, también negativo, muchos inversores han “equilibrado sus carteras” con acciones resistentes precisamente a una “recesión”.
El nerviosismo de las empresas se constata en el aumento de los despidos en importantes compañías, como la plataforma de “streaming” Netflix o las firmas de bienes raíces Redfin y Compass, así como la congelación de plantillas adelantada por Uber, Meta y Microsoft.
Uno de los grandes perjudicados ha sido el mercado de las criptomonedas, que también ha sufrido un mes aciago con el desplome del bitcóin, la criptomoneda más conocida, situado ahora en torno a 19.000 dólares, lo que ha afectado a las firmas del sector.
Plataformas de criptomonedas como Coinbase también anunciaron despidos masivos: esta popular compañía comunicó que reduciría un 18 % su plantilla, con el despido de 1.100 trabajadores.
La volatilidad de este mes aupó también la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años, que llegó a rozar el 3,5 %, un máximo no visto desde abril de 2011, y lastró a las tecnológicas que habían salido victoriosas del primer año de pandemia.
En medio de este huracán, la semana del 19 al 24 de junio Wall Street vivió un rebrote inesperado con el Dow Jones de Industriales ganando un 5,4 %, el selectivo S&P 500 un 6,5 % y el índice compuesto Nasdaq un 7,5 %.
Esa semana más corta de lo habitual hizo pensar que la situación podía comenzar a normalizarse si la inflación había alcanzado su techo, pero lejos de estas previsiones resultó ser lo que se conoce como “rebote del gato muerto”, una buena racha en medio de un ciclo bajista.
“La combinación de una desaceleración del crecimiento, el desvanecimiento de las perspectivas de ganancia por acción y el endurecimiento de la política monetaria han pesado sobre las acciones durante meses y está causando consternación nuevamente esta mañana”, apuntaba hoy el analista de la firma Vital Knowledge, Adam Crisafulli, citado por el canal CNBC.
EFE