A raíz del artículo sobre la descentralización me han preguntado por un ejemplo claro de cómo aplicó esta política en las regiones, particularmente en el Zulia.
Empecemos por el manejo de las vías terrestres que estaban en manos de las alcaldías y los gobiernos estatales. En esa época reciente el puente sobre el Lago de Maracaibo presentaba una imagen diametralmente distinta a la terrible que vemos en la actualidad. Tenía luces de señalización y decorativas, auxilio vial, prestación de servicio médico de emergencia, mantenimiento del asfaltado y lo manejó la gobernación del estado Zulia. Eso sí, se pagaba una baja tarifa para mantener todos estos servicios y estos dineros entraban a la gobernación del estado, nada de irse a los bolsillos de la capital.
En segundo lugar, en las distintas rutas de las municipalidades que contaban con peajes, cuando se accidentaban los conductores no pagaban el servicio de grúas. Era totalmente gratuito. Pero todas estas cosas se esfumaron cuando el gobierno de Chávez echó para atrás la descentralización.
Aunque dependían de la capital, los servicios públicos como el agua y la electricidad eran gerenciados desde la región con especialistas y personal técnico que conocían de primera mano el manejo de estos servicios, tan importantes y que hoy están colapsados y en completo abandono donde la electricidad y el agua no existen en cuanto a servicios públicos porque sus carencias son absolutas y todo depende de Caracas hasta para comprar un lápiz para los funcionarios.
La gente en el Zulia aún recuerda con nostalgia el eficiente servicio eléctrico que prestaba Enelvén y el manejo apropiado de los embalses de Tulé y Manuelote por parte de Hidrolago, que brindaban un bombeo regular y constante del preciado líquido. El servicio de Enelvén era tan eficiente y modelo que la Costa Oriental del Lago decidió copiarlo al crear Enelco para dar el servicio.
Actualmente, ambos servicios exigen su descentralización y, más allá, privatizarlos legamente, no como el agua que lo manejan camioneros que imponen unas tarifas irracionales suministrando agua de muy mala calidad que, lamentablemente, hay que comprar porque por las tuberías ninguna gota llega.
En términos generales, cuando se inició en 1989 la descentralización puertos, aeropuertos, servicios de salud, seguridad en carreteras se inició una marcha rápida de cambios positivos para las regiones. Fue la redistribución del poder hacía las regiones y los municipios hasta llegar directamente a los ciudadanos.
¿Cuál es el temor de volver a la descentralización? Hay que asumirla con todo lo que ella significa para lograr el impulso que Venezuela y el Zulia necesita. En esto deben estar hablando los alcaldes y los gobernadores con la finalidad del volver al “vuelvan caras “que tanto se requiere. Y privatizar sin miedo cuanto servicio se pueda, mediante licitaciones abiertas y transparentes para cambiar la catastrófica situación de calamidad que vive el país y que tiene solución. ¿Cuál autoridad local se apunta a tomar la bandera? Le dejamos esta inquietud particularmente al recién alcalde de Maracaibo, Rafael Ramirez