Son más las dudas que las respuestas en torno a la misteriosa desaparición y trágica muerte de la psicóloga Adriana Pinzón Castellanos. Por el momento solamente está vinculado a la investigación Jonathan Torres, su cuñado, y quien según las evidencias documentales fue la última persona en verla con vida el 7 de junio.
Por Semana
No obstante, las autoridades siguen la pista de más personas involucradas en la venta del carro de la sicóloga, transacción que está en la trasescena del crimen.
Mientras los familiares de Adriana le piden a Jonathan que cuente toda la verdad todavía existen muchas preguntas en el ambiente. La primera de ellas es “por qué” alguien atentaría contra la vida de la mujer de 42 años que se caracterizaba por su amabilidad y apego a su familia.
Tampoco se sabe por qué la psicóloga habría tomado la intempestiva decisión de vender su carro sin consultárselo a sus familiares y amigos más cercanos. Frente a la comercialización del automotor se han presentado sendas e irregularidades y acciones que van en contra de toda lógica.
Primero que todo, el vehículo se vendió en un concesionario ubicado en el municipio de Chía (Cundinamarca) sin el aval ni la presencia de Adriana, situación extraña en una transacción de este tipo. Jonathan, según reveló un testigo, estuvo acompañado por una mujer que no se bajó del vehículo, pero sí firmó el documento de la compra y venta.
Para leer la nota completa, aquí