La presencia de aves rapaces en Lanús, Buenos Aires, Argentina, ya se convirtió en parte del paisaje y, más allá de la preocupación de algunos vecinos, lo que muchos señalan es que llegaron para mantener a raya un problema mayor: la invasión de murciélagos en el centro de esa ciudad.
Por: Clarín
Con el rescate de un carancho que apareció en el fondo de una casa de Lanús Este la semana pasada, decenas de vecinos en redes sociales volvieron a remarcar que esos animales habrían sido introducidos en la zona para combatir a los murciélagos.
Pero si de epicentro del problema se trata, todos señalan a un sitio concreto. Un edificio de unos doce pisos en el que desde hace años los murciélagos anidan y son un problema que no parece llegar a una solución ni con fumigaciones.
Una particularidad es que el edificio está ubicado a escasos metros del Concejo Deliberante, sobre la avenida 9 de Julio al 1600 y frente a la sede social del Club Atlético Lanús.
Por las noches, la gente de la zona cuenta que se empieza a escuchar el sonido característico de estos animales, como un cuchicheo cada vez más intenso, y lo que parecen ser pájaros volando rápidamente demuestran tener un vuelo más torpe y accidentado. Una auténtica nube de murciélagos.
“En ciertas épocas del año empeora, no sé si es por el ciclo de reproducción que tienen esos animales o si hubo una fumigación en el último tiempo, pero la verdad si las hay no se notan porque la cantidad es increíble”, cuenta Marta, una vecina que vive a pocas cuadras.
El edificio en cuestión está habitado y varios vecinos confirman la presencia de esta plaga, aunque desde donde más se aprecian es en la calle. A su vez, los locales comerciales ubicados al pie del edificio están en alquiler, pero desde la inmobiliaria Antúnez Vega informaron que no tienen conocimiento de quejas por esta situación y que probablemente se trata de un problema que afecta más que nada a quienes están en los pisos altos.
Por las características arquitectónicas del edificio, que tiene varios recovecos y huecos, se trata de una zona propicia para formación los nidos que hacen estos animales y que en horas del día pasan completamente inadvertidos. Es que el tamaño habitual de un murciélago urbano es de cinco centímetros con las alas plegadas.
Se sabe que los murciélagos son un eslabón importante del ecosistema y funcionan como controladores de plagas de insectos, pero a la vez pueden representar una gran complicación para la salud pública cuando son demasiados ya que transmiten enfermedades.
Sin ir más lejos, hace exactamente un año se registró un caso de rabia en un murciélago que un grupo de vecinos encontraron en Gerli y llevaron hasta Zoonosis para que lo estudiaran.
A la gente de la zona le llamó la atención que el animal estaba vivo pero tendido en la calle, no podía volar y desprendía la característica “espuma de la boca”. Días después de entregarlo a las autoridades sanitarias, se confirmó el diagnóstico. Se estima que el 1% de los murciélagos urbanos tienen rabia.
Ante una situación de estas características, lo primero que se recomienda a los vecinos es nunca tocar a un murciélago si aparece tirado en el suelo, vivo o muerto, ya que esto podría indicar que tiene alguna enfermedad contagiosa.
Además del riesgo de transmitirla a una persona -el último caso de una muerte humana por rabia se registró en Coronel Suárez en mayo del año pasado-, es aún más probable que contagien a una mascota y allí sí puede saltar a las personas.
Por eso, se recomienda la vacunación anual antirrábica a todos los perros y gatos, inclusive aquellos que no suelen salir a la calle. En el caso del murciélago con rabia que apareció en Lanús, al confirmarse la situación las autoridades municipales ordenaron la vacunación masiva de todos los animales domésticos en varias cuadras a la redonda del hallazgo.
En 2019, antes de la pandemia, también había sido noticia que en la escuela secundaria N° 2, Francisco Ramírez, ubicada a una cuadra del edificio de 9 de Julio, encontraron un nido de murciélagos en el segundo piso que obligó en ese momento a suspender las clases.