El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, lamentó este viernes la muerte de su “buen amigo y gran político” Shinzo Abe, después de que el exmandatario nipón falleciera tras ser alcanzado por disparos en un atentado.
“Fue un primer ministro que apoyaba a su gabinete y al mismo tiempo, era un buen amigo mío con el que he compartido mucho tiempo”, dijo Kishida en declaraciones a los medios poco después de que se confirmara la muerte de Abe tras el atentado ocurrido horas antes, en torno a las 11.30 hora local (2.30 GMT).
Kishida, que suspendió su campaña electoral y decidió regresar a Tokio al conocer la noticia, alabó a Abe, a quien definió como “un gran político, que ha dejado un gran legado en muchos sectores diferentes”.
Abe falleció este viernes tras ser alcanzado por disparos en un atentado perpetrado durante un acto electoral en Nara (oeste de Japón), según informó hoy el Partido Liberal Democrático (PLD), al que pertenecía.
El exmandatario, de 67 años, fue víctima de varios disparos mientras pronunciaba un discurso en la calle antes de los comicios para renovar la Cámara Alta de la Dieta (Parlamento) que se celebran este domingo en Japón, y su partido informó de su fallecimiento tras anunciar previamente los médicos a cargo que se encontraba en parada cardiorrespiratoria.
El detenido por el atentado, Yamagami Tetsuya, es un hombre desempleado de 41 años y exmiembro de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa (Ejército nipón), quien se encontraba “insatisfecho” con el exmandatario por lo que “se dirigió a matarlo”, según dijeron fuentes policiales a los medios locales.
“Bajo mi resolución firme de no ser derrotado por la violencia, mañana seguiremos adelante con las actividades de la campaña electoral y hasta el último segundo voy a estar transmitiendo esto al pueblo japonés”, afirmó Kishida.
El primer ministro nipón espera revalidad en las legislativas de este domingo la amplia mayoría que el PLD ostenta en la Cámara Alta.
Los mítines electorales suelen celebrarse en Japón en plena calle y con escasas medidas de seguridad, debido al bajo índice de criminalidad y a que los ataques con armas de fuego -cuya regulación es muy estricta- son casi inexistentes en el país asiático.
EFE