El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, huyó este sábado de su residencia oficial en Colombo, minutos antes de que fuera asaltada por una multitud de manifestantes, que lo acusan de ser el responsable de una profunda crisis económica que hundió a millones de personas en la pobreza.
Por Clarín
1- Tres meses de protestas
La tensión y el descontento aumentó en la isla a finales de marzo, cuando las autoridades impusieron cortes de luz de más de 13 horas, lo que llevó a la población a salir a las calles para pedir la dimisión del Ejecutivo.
2- Economía en “colapso”
Sin alimentos, medicamentos, combustible, electricidad ni gas. Así vive día a día la mayoría de los 22 millones de habitantes de Sri Lanka.
La gravedad de la situación es tal que el país corre el riesgo de caer en una emergencia humanitaria, advirtió a comienzos de junio la Organización de Naciones Unidas (ONU).
3- Deuda y falta de fondos
El gobierno debe más de 51.000 millones de dólares y está al borde de la bancarrota, incapaz de pagar los intereses de sus préstamos. El turismo, un importante motor de crecimiento económico, cayó producto de la pandemia de Covid y por temas de seguridad relacionados con los atentados terroristas de 2019.
La moneda local se desplomó un 80%, encareciendo las importaciones y aumentando la inflación, que ya está fuera de control, con un aumento del costo de los alimentos del 57%, según datos oficiales.
4- ¿Cómo se llegó a este punto?
Varios analistas lo definen como años de mala gestión, corrupción y despilfarro de la riqueza, que también complica cualquier rescate financiero para Sri Lanka.
También se prohibieron las importaciones de otros artículos considerados de lujo, y la guerra de Ucrania disparó los precios de los alimentos y del petróleo. La inflación se acercó al 40% y los precios de los alimentos subieron casi un 60% en el mes de mayo.
5- Préstamo insuficiente
Hasta ahora, Sri Lanka ha sobrevivido con un préstamo de la India que ronda los 4.000 millones de dólares, así como el de otros gobiernos como el de Estados Unidos, Japón y Australia.
Pero no es suficiente. El país necesita unos 3.000 millones de dólares para importar suficiente combustible, 900 millones para alimentos, 600 para fertilizantes y unos 250 millones para importar gas de cocina.