Llegó a EEUU sin saber inglés y con 300 dólares: la colombiana que se convirtió en la directora de vuelo a la Luna de la Nasa

Llegó a EEUU sin saber inglés y con 300 dólares: la colombiana que se convirtió en la directora de vuelo a la Luna de la Nasa

Diana Trujillo nació en Cali, Colombia, y es ingeniera aeroespacial. Fue seleccionada como directora de vuelo por la NASA. Empezó en esa agencia espacial con una pasantía de verano/Archivo

 

La ingeniera Diana Trujillo, nacida en Colombia, empezó haciendo trabajos de limpieza en casas y de venta en panadería. En una entrevista con Infobae, cuenta cómo fue que se despertó su vocación por explorar el espacio y concretar sus sueños

Diana Trujillo emigró a los 17 años desde Colombia a los Estados Unidos. Solo tenía 300 dólares y no sabía inglés. Hoy tiene 41 años. Es madre e ingeniera, y ha sido seleccionada como una de los siete directores de vuelo de la NASA para ocuparse de la supervisión de las misiones que vayan a la Estación Espacial Internacional, de la tripulación comercial y del programa Artemisa, que busca un meta ambiciosa: llevar a “la primera mujer y al próximo hombre” al polo sur de la Luna en 2025.





Por Infobae

Para Trujillo, tanto la meta para llegar a la Luna como la de los seres humanos poniendo sus pies en Marte no son imposibles. De hecho en su cuenta en la red social Twitter ya se define como “Marciana; Latina; De Cali/Colombia pal’ Mundo”. En una entrevista exclusiva con Infobae por Zoom, Trujillo contó qué hará como directora de vuelo de la NASA y cómo gestiona sus emociones desde un rol que implica muchas horas de trabajo en equipo y tomar decisiones rápidas. También -con humildad y dulzura- dejó un mensaje para niñas y adolescentes que tengan interés en cuestiones del espacio y el más allá.

Nació en Cali, Colombia, en 1981. Su abuela y su mamá la llamaban “Princesa Diana” en referencia a su nombre y al de Lady Di, quien ese año se casó con Carlos, Príncipe de Gales, en una ceremonia que fue un evento global. La abuela no pudo acceder a la escuela primaria cuando era niña, y su madre no pudo terminar la universidad. Pero le trasmitieron a Trujillo su apoyo para que siguiera adelante más allá de los obstáculos.

De niña, se tiraba en el pasto y miraba al cielo y le surgían preguntas sobre la Luna, los planetas, el Sol o el universo en general. REUTERS/Mario Anzuoni/Archivo

 

Durante su infancia, el clima de violencia política que vivía Colombia la afectaba, y encontró literalmente un lugar de paz en el cielo. Ir a jugar afuera implicaba riesgos. “Descubrí mi interés por las cuestiones del espacio al mirar el cielo”, contó. Se tiraba en el piso y miraba al cielo y le surgían preguntas sobre la Luna, los planetas, el Sol o el universo en general. “¿Cómo era que los planetas y las estrellas podían coexistir sin caos?”, se preguntaba.

¿Era muy buena estudiante en física y matemática cuando era niña?, le preguntó Infobae. “Yo miraba al cielo y me gustaba sentir el olor del pasto. Encontraba un momento de paz. Lo que siempre he tenido es curiosidad por saber y encontrar respuestas. Así surgió mi interés por cuestiones espaciales”, contestó. “Siempre me gustó la matemática”, dijo. Durante su adolescencia, sus padres se separaron, y se quedó con su mamá. Luego, decidió ir a vivir sola a los Estados Unidos, donde trabajó en la limpieza de casas y en una panadería para pagar sus clases de inglés. Vivió en Miami y pensó en aprender inglés y ayudar a la madre.

Un día se encontró con una revista que mencionaba a las mujeres que trabajaban en la agencia espacial NASA. Fue un clic en su vida. Se matriculó en la Universidad de Florida para cursar estudios de ingeniería aeroespacial y luego estudió en la Universidad de Maryland, donde formó parte de un equipo de investigación en robótica. Mientras estudiaba en la universidad, se postuló a la Academia de la NASA y fue la primera inmigrante hispana admitida en el programa.

Le gustaba mucho matemática y una revista que leyó sobre las mujeres en la NASA. En la foto con el robot Perseverance/NASA

 

Reconoció que ser pasante de la NASA le sirvió mucho: “Empecé con una pasantía de verano y tuve la oportunidad de conocer a muchas personas que hacían diferentes trabajos. Descubrí que la actividad espacial no solo son naves no tripuladas. Me gustó escucharlos y me llené de una gran pasión por formar parte del campo espacial”, contó.

“Aún estoy contenta con ser parte de la NASA. No me importa tanto la tarea. Siento que estoy contribuyendo de alguna manera para generar nuevos conocimientos y alcanzar logros más allá de la Tierra”, expresó. “Siempre hay alguna piedra en el camino y que hacen que las cosas se pongan difíciles”, comentó, pero hubo un proceso de cambio que tuvo que atravesar. “Me pasé mucho tiempo diciéndome no es para mí. Yo no sé. Me tomó mucho trabajo bajarme de esos pensamientos. Fue como reentrenarme para pensar que si puedo aportar más allá de dónde venga y que puedo colaborar”, dijo Trujillo.

Además de ese cambio, una característica que la ayuda es su disciplina. “Disciplina y constancia son claves para hacer lo que uno quiere hacer”, precisó. Se fija prioridades todos los días, y hace solo lo urgente y lo importante a rajatabla. Se focaliza en lo que puede hacer y no se compara con los demás. Es un modo de vivir que le permite compatibilizar su trabajo en la NASA con su rol de madre y esposa. Tiene dos hijos, de 4 y 6 años. Su esposo trabaja en una empresa aeroespacial.

Dentro de la agencia espacial, Trujillo ha sido jefa de misión del robot Curiosity (Curiosidad en español) que aterrizó en Marte en 2012 para aportar información que permita caracterizar el clima de ese planeta, determinar su geología y preparar la exploración humana en el futuro.

El momento en que Trujillo celebró tras el despliegue exitoso de “Ingenuity” el primer helicóptero enviado a la superficie de otro planeta/NASA

 

El año pasado, Trujillo fue supervisora técnica del grupo para la planificación de secuencia y ejecución y jefe táctica de misión para el robot Mars Perseverance (Perseverancia). Esa misión no tripulada se envió para buscar signos de antigua vida microbiana, caracterizar la geología y el clima del planeta y para recolectar muestras de rocas y sedimentos para su futuro retorno a la Tierra. La nave aterrizó allí en febrero del año pasado y aún está operando.

Trujillo co-creó y fue presentadora de #JuntosPerseveramos, la primera transmisión directa en español de un aterrizaje planetario para la llegada de Perseverance en Marte y atrajo a millones de espectadores de todo el mundo. También celebró su turno como directora de vuelo cuando se confirmó el despliegue exitoso de “Ingenuity” el primer helicóptero enviado a la superficie de otro planeta. “Aún me cuesta creer todo lo que he vivido desde que llegué sola a los 17 años hasta aquí”, reconoció. Ahora, ya está entusiasmada con su nuevo rol.

“Estoy en transición para ser directora de vuelo”, dijo a Infobae. El cambio significa que no sólo estará enfocada en misiones robóticas sino que también se concentrará en misiones con astronautas. Para ejercer ese rol, los siete nuevos directores seleccionados tienen que completar un programa de capacitación integral que incluye liderazgo operativo y gestión de riesgos, así como los aspectos técnicos del control de vuelo y de sistemas de vehículos. Trujillo dirigirá misiones de vuelos espaciales tripulados desde el Centro de Control de Misión en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas.

“La tarea consiste en dirigir equipos de controladores de vuelo, expertos en investigación e ingeniería y personal de apoyo”, afirmó. Deberá tomar decisiones en tiempo real que son cruciales para mantener la seguridad de los astronautas de la NASA en el espacio. Por ejemplo, Trujillo intervendrá en misiones hacia la Estación Espacial Internacional, y con la misión Artemisa, que será un gran desafío para la humanidad.

Una foto de la cohorte de 2022 de directores de vuelo de la NASA. Supervisarán las operaciones de la Estación Espacial Internacional, la tripulación comercial y las misiones Artemis a la Luna. Los miembros de la promoción son, de izquierda a derecha: Heidi Brewer, Ronak Dave, Garrett Hehn, Diana Trujillo, Elias Myrmo, Chris Dobbins y Nicole McElroy. Foto: Robert Markowitz (Nasa)

 

“Desde la tarea como directora, hay protocolos para seguir, pero hay decisiones que tomar cuando las situaciones cambian. De alguna manera, es como el trabajo de los cirujanos que se ocupan de operaciones y deben tomar decisiones rápidas”, comentó.

El programa Artemisa está compuesto por varias misiones. Una, Artemisa I, es una misión no tripulada para volver a poner seres humanos en la Luna. En tanto, Artemisa II será una misión tripulada por humanos que sobrevolará la Luna, Artemis III llevará a los astronautas a la superficie lunar. En ese programa, la NASA tiene como socios internacionales a la Agencia Espacial Europea, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial, la Agencia Espacial Canadiense, la Agencia Espacial Brasileña, la Agencia Espacial Australiana y la Agencia Espacial Mexicana.

Una de las primeras piezas para la misión Artemisa III, que llevará a que una mujer y un hombre aterricen en la Luna/NASA

 

Trujillo se siente acompañada y alentada por su país de origen y colegas en los Estados Unidos. En 2021, recibió la Cruz de Boyacá, el más alto honor que el gobierno de Colombia otorga a sus ciudadanos, y artistas como Juanes también le han manifestado su admiración públicamente. Ella participa también en iniciativas que promueve que las niñas y las adolescentes sigan carreras en ciencias, tecnología, ingeniería y matemática en su país natal y desde la NASA.

¿Qué mensaje comunica cuando habla con niñas y adolescentes? “El espacio es de todos. No hay restricciones y todos podemos ayudar a conocer y a explorarlo. Hay preguntas y problemas por resolver y necesitamos de las diferentes perspectivas”, contestó.

“Me gusta compartir que cada mujer puede tener sueños pequeños o grandes. Lo importante es valorar ese sueño, leer, buscar personas que puedan ayudar a hacer lo que quieres y mirar cuál puede ser el camino para cada una”. Trujillo sigue siempre el consejo de su abuela: “Hágale, mija”. Más allá de las dudas, ella se juega por la acción.