Ella había acudido al hospital con la esperanza de frenar un problema crónico: sufría un dolor intenso que no cesaba, afectando su vida cotidiana. En cuestión de segundos, mientras la atendían, su cuerpo comenzó a manifestar otros síntomas. Ahora, el panorama era diferente… Estaba al borde de la muerte y quedaba poco tiempo para reaccionar.
Por: Clarín
Una ciudadana de Reino Unido decidió revelar la situación que le tocó atravesar durante un tratamiento ambulatorio: se quedó sin aire, perdió el conocimiento y los médicos terminaron salvándola. “Sentía que levitaba”, dijo acerca de uno de los instantes que recuerda de aquella traumática experiencia.
La protagonista de esta historia se llama Sara Ashworth, tiene 39 años y reside en las afueras de Liverpool. El 7 de julio, la británica se dirigió al centro de neurología y neurocirugía The Walton Centre, parte del Servicio Nacional de Salud (NHS, por su sigla en inglés), para que aminoraran sus migrañas.
Una vez allí, la mujer recibió inyecciones especiales. “Me hicieron un procedimiento ambulatorio, así que me pusieron inyecciones en la nuca para intentar lo que se llama un ‘bloqueo de los nervios’ (N. del R.: disminuir el dolor de algunas fibras nerviosas de la zona mediante medicamentos)”, contó en conversación con el diario Liverpool Echo.
Ashworth, que trabajó cerca de 15 años como enfermera, no tuvo mayores inconvenientes luego de la primeras tres inyecciones. “Me sentía bien, solo un poco de incomodidad. El médico que me las aplicó era absolutamente encantador”, aseguró. Sin embargo, todo cambió cuando llegó el turno de la cuarta inyección.
Un shock anafiláctico
“Después de la cuarta, me salió una especie de sarpullido en la cabeza, cara y en el cuello, y empecé a no poder respirar”, relató. Su garganta se había hinchado y además había perdido la voz: no podía hablar. A raíz de su delicado estado, se aferró al médico, quien enseguida corrió en búsqueda de ayuda. En ese ínterin, apareció una enfermera para asistirla.
Ashworth estaba padeciendo un shock anafiláctico. La anafilaxia (N. del R.: como también se la conoce) es una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo la vida. Puede ocurrir en segundos o minutos tras la exposición a algo a lo que eres alérgico, como por ejemplo maní o la picadura de una abeja”, indicó el centro médico-académico estadounidense Clínica Mayo de Estados Unidos en su sitio web.
Al cabo de un rato, la paciente se despertó en una camilla, rodeada de médicos. “No podía respirar y sentía que iba a morir. Miré y vi que todo el mundo me ponía cosas en mis brazos”, advirtió la mujer. En ese momento, experimentó una extraña sensación. “Sentía que levitaba, no sé si por las drogas que me dieron. Lo siguiente que me pasó fue que empecé a temblar”, afirmó al respecto.
A continuación, a Ashworth le inyectaron adrenalina en una de sus piernas para reducir la anafilaxia, aunque parecía no surtir efecto. “Me pinchaban a través de mis jeans porque era más rápido. Los oía decir diferentes cosas, pero todo era confuso. Tuvieron que darme adrenalina intravenosa. Creo que eso me salvó la vida”, aseveró.
“Pensé que moriría en una habitación llena de gente que no conozco, aunque ellos me estaban conteniendo. Suena muy cursi y cliché, pero podía observar la emoción en sus ojos al mirarme cuando yo no podía hablar… Ellos me decían ‘quédate con nosotros’ y ‘estamos contigo'”, agregó.
La británica debió ser trasladada a una sala de alta complejidad del Aintree University Hospital, donde continuó internada hasta recuperarse por completo.
“Las imágenes que tengo en mi cabeza (N. del R.: del duro momento que vivió), no puedo imaginar las imágenes que los médicos que me atendieron tienen en la suya (…). Un par de doctores me dijeron: ‘Nos has preocupado durante unos minutos, llegamos a pensar que no lo lograrías'”, relató.
Según explicó Ashworth, difundió su historia para que los médicos y enfermeros de The Walton Centre obtuvieran reconocimiento por su labor a la hora de salvarla. “Son maravillosos”, los definió.