El ministro de Exteriores italiano en funciones, Luigi Di Maio, aseguró hoy que “no es casual” que el Gobierno de Mario Draghi haya caído debido a partidos que “guiñan un ojo” al régimen del presidente ruso, Vladimir Putin.
“No es casual que el Gobierno haya sido derribado por dos fuerzas políticas que guiñan el ojo a Vladimir Putin”, sostuvo el todavía jede de la diplomacia italiana en declaraciones a los medios.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, formalizó este jueves su dimisión ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, después de ser abandonado por tres de los partidos de su coalición de unidad nacional, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), la ultraderechista Liga de Matteo Salvini y la Forza Italia de Silvio Berlusconi.
Di Maio, que recientemente abandonó el M5S, partido que lideró hasta enero de 2020, ya avisaba el 15 de julio de que en Moscú “estaban brindando” porque “se había servido a Putin la cabeza de Draghi”.
“Ahora también Europa es más débil, esta ha sido una crisis planificada desde hace tiempo por (el líder del M5S y ex primer ministro Giuseppe) Conte”, advertía Di Maio.
Y hoy, cuando el país se prepara para un adelanto electoral, el jefe de la diplomacia italiana apuntó que la caída del Gobierno es “el primer acto con el que Conte y Salvini buscan sacar a Italia de las alianzas históricas y desestabilizarla desde el punto de vista económico”.
Draghi, efectivamente, ha sido desde el primer momento un férreo partidario de la defensa de Kiev. Y hoy el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, le agradeció “su apoyo inquebrantable en la lucha contra la agresión rusa y la defensa de los valores europeos comunes: democracia y libertad”, escribió en sus redes sociales.
Precisamente uno de los motivos que agrandaron la crisis política en Roma fueron los recelos del M5S y de Conte a seguir armando a la resistencia ucraniana, en contraste con la voluntad de Draghi.
La sombra “filorrusa” siempre planeó sobre el M5S y, en 2018, cuando llegó al Gobierno de Italia en coalición con la Liga de Salvini, firmaron un acuerdo en el que, entre otras cosas, ambos se comprometían a presionar para retirar las sanciones europeas contra el Kremlin.
“Confirmamos la pertenencia a la Alianza Atlántica, con Estados Unidos como aliado privilegiado, pero con una apertura hacia Rusia que no debe entenderse como una amenaza sino como un socio económico y comercial potencialmente cada vez más relevante”, escribían.
Por otro lado, de sobra conocida es la admiración de Salvini por Putin, a quien ha elogiado públicamente en repetidas ocasiones e incluso llevando camisetas con su rostro.
Recientemente el ultraderechista, socio de otras figuras como la francesa Marine Le Pen, se propuso incluso para viajar a Moscu y mediar en el conflicto ucraniano, trascendiendo después que el viaje -que no llegó a cumplirse- fue pagado por la Embajada rusa en Roma.
Incluso existen investigaciones que tratan de aclarar si la Liga fue financiada con rublos de Putin.
El tercero de la crisis, Silvio Berlusconi, es un conocido amigo de Putin y no fue hastas un mes y medio después del inicio de la invasión que confesó su “decepción” con el líder ruso.
EFE