Siendo tan justificada la razón, se ha incrementado el número de artículos de opinión relacionados con el consabido reclamo del Esequibo. Parece lógico, porque estamos ya a ocho meses de un acto procesal en la Corte Internacional de La Haya que comprometerá seriamente a Venezuela, muy entendido que la causa versa sobre la ratificación o no, del laudo arbitral de 1899.
¡Albricias!, la academia también se pronuncia, a pesar de las limitaciones, arribando a nuestro buzón digital el número especial de la revista especializada Aldea Mundo, bajo el patrocinio de la Universidad de Los Andes (ULA). Una revisión somera de los trabajos aportados (http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/aldeamundo/issue/view/1651/showToc), nos impone de una investigación que no ha cesado en torno a los orígenes, y el procesamiento político y jurídico, que el problema ha suscitado.
De nuevo, destaca la preocupación del Dr.Manuel Donís en una materia a la que le ha entregado tan extraordinarios esfuerzos, honrando la condición de discípulo del respetado y recordado Padre Hermann González. Y las diligencias que permanentemente realiza el Dr. Claudio Briceño para mantener viva la inquietud respecto a una especialidad que requiere de la atención de todos los venezolanos, porque la defensa del territorio nacional y sus legítimas fronteras, constituye una inquietud inagotable.
Distintos enfoques nos convocan, invitándonos a profundizar en ellos, e idear otros. Los títulos son elocuentes al referirse a la farsa de París de 1899, el tratamiento parlamentario de la presente centuria, la territorialidad y el ambiente en las comunidades indígenas afectadas, la dictadura de los cincuenta del veinte y la defensa territorial, la publicidad británica para denostar de Venezuela, y dos notas adicionales que remiten a una obra artística de Yucef Merhi y a una reseña bibliográfica.
Hay temas ineludibles, complejos e indelegables, que requieren de una mayor atención de los sectores dirigentes tan habituados a la ligereza. Además, reacios a estudiarlos, como el del Esequibo, se imaginan en un mercadeo político típico de las democracias convincentemente liberales, sólo pelando el diente a todo evento.