El escritor español Eduardo Mendoza escribió una novela que lleva por título Mauricio o las elecciones primarias, cuyo protagonista es Mauricio Greis, un odontólogo con ideales, pero sin carácter que regresa a la Barcelona de la transición en la década de 1980, Mauricio recibió una tentadora oferta para abrir una consulta con un socio. Tiene buenos ingresos y sueña con comprarse un carro nuevo, esta es una de las pocas esperanzas de este hombre, generalmente gris, anodino, sin programa de gobierno y cómo podríamos llamarlo en Venezuela: un arribista de la política.
En una reunión social, Mauricio recibe una propuesta presentada por dos miembros del Partido Socialista de Cataluña (PSC) para participar en las elecciones municipales, que se celebrarán en corto tiempo. Es nombrado a dedo, sin ningún requisito previo. Durante la campaña electoral conocerá a dos mujeres, una joven y atractiva abogada progresista, Clotilde; y la cantante animadora de mítines del PSC, Adela, llamada la Porritos, amante de la vida sexual desordenada.
Mauricio o las elecciones primarias, es el ácido balance moral e ideológico de una época, un país y unas gentes que están tomando decisiones, pero empiezan a saber que el tiempo que viven se agotará rápidamente. La obra literaria abre una nueva etapa en la novela española y su lectura, depara una reflexión sobre la condición humana y una habilísima reformulación de un género.
La obra cuenta la historia de Mauricio, un odontólogo inteligente e idealista que evoluciona del socialismo comprometido al escepticismo político. Entre medias: el fraude de un PSC vendido y corrompido por el capital; y una bigamia consentida por abulia en la que Clotilde, la novia formal, representante de una burguesía desencantada de los sesenta, y Adela, personificación de la carnalidad y las clases obreras, ambas polarizan alternativamente los desvelos de Mauricio.
Con una ironía hacia la vida y la ciudad y un sarcasmo del que no se salva en esta ocasión de manera especial la política, Mendoza describe los ambientes “pequeño burgués” y obreros de una u otra manera. Admite el autor que los personajes de su novela transmiten un cierto “desencanto por la política” y reconoce que, de todos sus protagonistas, Mauricio es quizá con el que más se identifica, aunque no sea autobiográfico. La trama se desarrolla en el marco posible de que Barcelona sea elegida sede de los Juegos Olímpicos del año 1992, de fondo, discusiones sobre si será positivo o no para la ciudad y sus habitantes de por medio.
Aunque no va a ser elegido diputado por estar colocado en puestos no salidores, Mauricio participa en concentraciones políticas donde conoce a Adela, quien llega a ser su amante y que luego se manifestará enferma. Mauricio Greis se afianza en su profesión y su vida privada se complica, dividida entre cuidar a la Porritos, pobre y sin familia, y decidir si se casa o no con Clotilde, quien pasa por ser su novia oficial.
El autor realiza un retrato de época referido a unas circunstancias sociopolíticas muy concretas y animado por unos personajes inscritos en la cultura de la postmodernidad. Entre dudas, vacilaciones, abstenciones e inhibiciones, el trío central resulta prosaico y materialista a la hora de tomar decisiones, aunque muestren, en términos generales, actitudes comprensivas, tolerantes y humanitarias, a la vez que bastante permisividad sexual.
El autor de la novela muestra los cambios sociológicos de la década posfranquista como el feminismo, el ambiente machista de los diferentes entornos laborales como el de la abogacía, la corrupción política, la percepción de médico de segunda clase que hay sobre los odontólogos, el lesbianismo o la violencia en Israel y Palestina. Es un retrato en parte satírico, en parte cínico, en parte triste, de la ciudad condal, como se le conoce a Barcelona, y sus ciudadanos. Mendoza se permite poner en boca de sus personajes lo que se decía en la calle en aquel entonces y así de personajes como Clotilde o Fontán surgen calificativos como “partido de fracasados y zascandiles” referido al PSOE o asociación de empresarios que administran el país como un negocio.
Mauricio tiene, al igual que el escritor y poeta Manuel Mendoza, una concepción pragmática de la política -“todo podría ir mejor, pero también peor”, dice- y, en una muestra de combinación de “cinismo y realismo”, Mendoza apunta que “al final hay que pensar que tenemos que llevar la comida a casa y aquí, afortunadamente, la comida es buena, con mucha proteína”.
“Barcelona se ha convertido en ciudad a escala mundial sin muchos méritos, sacando mucho partido de un buen clima y una cocina fantasiosa y con unos precios que antes eran buenos y ahora no tanto; pero hemos de saber que en realidad somos pobres” dice Mendoza y concluye señalando “La política de centro moderado que al final hemos acabado aceptando, es un reconocimiento de que las aventuras, en política, son malas”.
Coordinador Nacional del movimiento Político GENTE
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