Susie Wiles estaba en busca de su próximo reto cuando Donald Trump llamó a su puerta en la primavera.
Por CNN
Planear su regreso luego de que sus seguidores incursionaran violentamente en el Capitolio de EE.UU. el 6 de enero de 2021, se estaba convirtiendo en una tarea más complicada de lo que esperaba el expresidente, así que necesitaba a alguien que le diera forma a su caótica operación política. Trump, rodeado de asesores que, a su parecer solo se habían quedado para enriquecerse, comenzó a preguntar a sus amigos cercanos quién sería la persona a quien podría confiar una tarea tan poco envidiable.
“Después de todo el drama de su primer mandato y de las elecciones, todo el mundo se estaba enriqueciendo a través de Trump, y él odia eso. Después de que varias personas mencionaran su nombre, quedó claro que Susie no sería así”, dijo una persona cercana a Trump.
Wiles fue una elección intrigante desde el principio. Veterana de las campañas presidenciales de Trump, ya había demostrado su valía política en dos ocasiones, ayudándolo a conseguir una victoria en Florida en 2016 y luego a aumentar su margen de victoria allí en 2020. Aun así, fue una decisión curiosa para el expresidente, obsesionado con la óptica, hacer que su principal lugarteniente fuera una mujer mayor de 64 años que tiene por pasatiempo observar los pájaros y hornear pasteles, y que solo pidió que se cubrieran sus gastos de viaje cuando aceptó el cargo en marzo de 2021.
Pero mientras Trump prepara su esperada campaña de 2024, personas de todos los rincones de su órbita, desde fervientes negacionistas de las elecciones de 2020, hasta miembros del “establishment” republicano, dicen que Wiles puede ser la opción más sensata para dirigirla. CNN habló con 16 antiguos y actuales ayudantes y asesores de Trump y con personas cercanas a Wiles para este reportaje, muchos de los cuales la describieron como la profesional consumada, alguien que ha navegado hábilmente por las facciones del mundo de Trump, el “Señor de las Moscas”, sin hacerse enemigos, ganándose el respeto tanto de sus ayudantes más jóvenes en Mar-a-Lago como de las personalidades dominantes de su gabinete personal.
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