En los últimos meses el madurismo ha tratado de venderse como la etapa más moderada del chavismo. A la mal llamada “apertura” económica, debía seguirle un proceso de reformas políticas destinadas a hacer del Estado autoritario una estructura más “democrática”, al menos eso quisieron aparentar ante la comunidad internacional. Hasta ahora, dichas reformas se limitan fundamentalmente a permitir una mínima participación de sectores opositores en el reparto del poder político, sin que la anunciada “democratización” se exprese en mayor libertad política, una justicia independiente, fin de la censura y de la criminalización de la disidencia.
Del capítulo de la criminalización se acaba de escribir otra página vergonzosa de nuestra historia republicana. La condena de Juan Requesens a ocho años de prisión tras una audiencia celebrada en la madrugada es la prueba más fehaciente de que el madurismo no ha cambiado nada. Todo lo contrario, afianzados en el poder, son peor que nunca. Junto con Requesens, más de doscientos cuarenta presos políticos siguen tras las rejas según cifras de Foro Penal, secuestrados por la dictadura, usados como fichas de canje y muchas veces condenados al olvido.
El fallido intento de aparentar moderación ha sido sepultado esta semana y no podría ser de otra manera, el madurismo es por naturaleza autoritarismo, persecución y represión. No hay posibilidad de convivencia democrática con un régimen que aplasta al que no se le arrodilla y al que se arrodilla lo termina aplastando también, si Juan Requesens cometió algún “delito” fue el de defender con dignidad una generación a la que la dictadura le arrebató su futuro y con él la posibilidad de crecer, vivir y envejecer en una Venezuela libre y llena de oportunidades.
No es poca cosa lo que vivimos los venezolanos desde hace veinte años. Los perseguidores, todos con prontuario, envían millones de venezolanos al exilio y mantienen en la cárcel a gente inocente que lo único que ha hecho es luchar por Venezuela, sin armas, sin conspiraciones, sin la violencia de la que es hija el madurismo. Definitivamente es el mundo al revés, quienes deberían estar desde hace muchos años en la cárcel mantienen sus prisiones llenas de inocentes.
@BrianFincheltub