Bueno, y pasó el 7 de agosto. Un nuevo gobierno y un nuevo momento para la democracia colombiana. La verdad me alegró el nuevo escenario. Incluso el baile de la primera dama con papayera a bordo me pareció genial. Auténtico. Con banda y música típica del caribe. Sí, es un gobierno distinto.
Me alegró enormemente el entusiasmo en la plaza de Bolívar. Y la diversidad de nombramientos. Todo un nuevo sector de la sociedad ahora pasa de una oposición brutal a tener que encargarse de gobernar, de cumplir las leyes y de satisfacer en la medida de las posibilidades ese entusiasmo y esas expectativas que crearon.
Me gustó el vestido de la vicepresidenta. Y el discurso del Presidente Gustavo Petro estuvo bien. Parecía un discurso de Juan Manuel Santos. Entiendo que hubiera sido la hija de Carlos Pizarro Leongomez, un personaje muy particular que habría sido Presidente si no lo asesina el narcotráfico, quien le pusiera la banda presidencial. Era el homenaje al M19 que para Petro no podía faltar.
Pero se excedió con la espada de Bolívar. Que fue un símbolo de libertad. Pero cuando el M19 la robó y luego asesinó tanta gente, secuestró a tantos otros y se tomó el Palacio de Justicia su simbolismo de libertad cambió, por lo menos para la mitad del país, para representar la violencia y el terror que durante décadas acabó con la libertad de decenas de miles de ciudadanos y la vida de cientos de miles.
Es más, ese símbolo, al que se aferró Chavez y hoy se aferra Maduro representa en ese sentido el fracaso de un modelo de gobierno que arruinó Venezuela, expulsó 7 millones de sus ciudadanos y convirtió el país más rico del continente en el segundo más pobre después de Haití. Y si de libertad y soberanía hablamos hoy Venezuela es controlado por el ELN, las Farc, narcos colombianos y mexicanos y en especial por cubanos, rusos e iraníes a los que Maduro les va a regalar 1 millón de hectáreas.
Si Petro quiere unir el país en torno a unos propósitos de largo plazo como el cambio de canasta energética que demorará fácilmente dos décadas o un nuevo campo productivo y exportador que demora una década como lo hizo Perú, tiene que ponerse en los zapatos de esa mitad del país que ve el mundo de manera totalmente distinta a él. Tan distinta que votó por una caricatura para la Presidencia. Es más, si hubiera sido Mickey el candidato a la Presidencia hubiera sacado la misma cantidad de votos. Así de dividido está el país.
Pero volviendo a la posesión me alegró por la democracia de Colombia. Por las instituciones. Por esa historia de más de 180 años de democracia que muchas veces desconocemos. Fue un día de celebración de las libertades donde las divisiones que nos van a enfrentar en el futuro se dejan de lado.
Y finalmente se posesionaron los ministros. Un gabinete lleno de mensajes. Para todo el mundo. José Antonio Ocampo, Minhacienda, mensaje de tranquilidad a los empresarios y al mercado. Patricia Ariza, Mincultura, reconocimiento a una gran luchadora de la cultura. María Isabel Urrutia, Mindeportes, a la mujer negra deportista, al esfuerzo que genera el éxito en este caso olímpico. Gloria Ramírez, Mintrabajo, reconocimiento al Partido Comunista y de paso apretón al sector empresarial. Iván Velásquez, Mindefensa, mensaje a las ONG´s de derechos humanos sobre el énfasis de su gestión, mensaje negativo a los militares y policías que va a tener una consecuencia clara, la parálisis en estas fuerzas. Álvaro Leyva, Minrelext, mensaje a las FARC acá les nombro un amigo y al ELN estoy listo a negociar.
Habrá tiempo de hablar de los otros ministros pero si se ve una inexperiencia gigante y una ingenuidad rampante que los va a llevar a cometer errores. Falta esperar el tiempo el aprendizaje para poder hacer un juicio de valor más profundo, pero no pueden olvidar que son ministros y que están bajo la lupa del escrutinio público.
Ya en la reforma tributaria comienza la extorsión, cuando se gobierna con ellos así actúan, pero eso hace parte del equilibrio de poderes así sea mal utilizado.
Sí, pasó el 7 de agosto, se dio un cambio gigante de rostros, de acentos, de experiencias y de objetivos. Esa es la democracia y por ella hay que seguir luchando. El espacio para una oposición sensata y para unos acuerdos de Estado también está. Pero para esto último hay un nombre propio, Álvaro Uribe Vélez, quien no solo representa un 40 por ciento del país sino que siempre lo ha puesto por encima de mezquinos intereses personales o electorales.
Puedo parecer ingenuo pero por ahora, y solo van tres días de gobierno, solo puedo decir viva la democracia, viva Colombia.
Francisco Santos es exvicepresidente de Colombia