La madrugada de este 25 de agosto, se cumplieron 10 años de la tragedia de Amuay, de la que aún no hay responsables. Durante la gestión del fallecido Hugo Chávez se prometió una investigación que nunca no se materializó y, por el contrario, manejaron la repetida tesis de que se trató de un sabotaje para causar una catástrofe en la industria petrolera.
Por Corresponsalía La Patilla
Especialistas y diputados de la Asamblea Nacional discreparon de esa hipótesis, incluso, presentaron un informe seis meses después, a través del Comité de Manufactura del Centro de Orientación en Energía (Coener) y su coordinador detalló que lo ocurrido en Amuay fue a consecuencia de un deterioro de la cultura de seguridad en Pdvsa. Las cifras oficiales refieren 55 muertos y 156 heridos y más de 100 casas afectadas, además de locales comerciales situados alrededor de la refinería y el Destacamento de la Guardia Nacional.
Luis Stefanelli, exdiputado de la Asamblea Nacional, ha denunciado en reiteradas oportunidades que la explosión de Amuay fue la fatalidad más grande que ocurrió en la industria petrolera y que las venas están abiertas en espera de justicia ante tantas víctimas.
Así mismo, Transparencia Venezuela publicó que esta tragedia fue advertida al gobierno nacional a través de varios representantes de diferentes sectores vinculados con la industria petrolera. La falta de inversión en las labores de mantenimiento de las plantas, las condiciones poco seguras en las que labora el personal y la poca inversión en los planes de prevención fueron los que causaron la explosión ante la fuga de gas propano.
El informe de Gestión Social y Ambiental de Pdvsa, publicado en 2011, no menciona los estudios sobre la calidad del aire de las refinerías Amuay y Cardón, que son los que permiten determinar a tiempo los impactos sobre las comunidades aledañas.
Y esto es clave para la investigación que pudiera emprenderse con respecto a este tema, ya que los habitantes de los sectores Antiguo Aeropuerto y Alí Primera dijeron a los medios de comunicación después de la explosión, que habían reportado con anterioridad una nube de gas que se olía y se sentía en el ambiente. Los habitantes de las comunidades que habitan alrededor de las refinerías conocen muy bien el comportamiento de esas áreas. Sin embargo, Pdvsa hizo caso omiso a esta alerta que emitieron las personas.
Tras una década de este fatal siniestro, la industria no ha podido recuperarse. La refinería Amuay estuvo paralizada y fue hasta este 2021 que ha tenido una leve recuperación. Los trabajadores petroleros refieren que la planta catalítica recientemente arrancó y produce para enviar a la refinería Cardón el producto que es indispensable para la producción de gasolina.
Por otro lado, aún persisten muchas irregularidades en el aspecto laboral, como los retrasos en los pagos y beneficios denunciados por el sindicato Petroleros Sin Fronteras, además de las fallas en suministros de implementos de seguridad, como bragas, botas y guantes.
“Muchas veces el trabajador tiene que adquirir sus bragas y zapatos por sí mismo, porque Pdvsa no cumple a tiempo con el trabajador, además de los retrasos en los pagos que mantienen las contratistas, porque Pdvsa tampoco les paga a tiempo, siendo afectados los trabajadores, que a su vez son habitantes vecinos de la industria y que también están siendo afectados por la falta de atención gubernamental”, dijo Carlos Colina, representante del gremio.