El reconocido actor estadunidense permaneció por un tiempo en la misma prisión donde estaba encarcelado Charles Manson. Prisión y drogas hasta que finalmente su vida vio la luz.
Por infobae.com
En los últimos años Robert Downey Jr. logró convertirse en uno de los actores más famosos del mundo gracias a Iron Man, el superhéroe que interpretó durante aproximadamente una década y que no sólo sumó grandes ganancias en sus cuentas bancarias, también lo consolidó como parte fundamental del extenso Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, llegar hasta ese punto de su vida le costó mucho trabajo, pues desde su niñez hasta su juventud atravesó por una fuerte adicción a drogas que, incluso, lo llevó a pisar la misma cárcel donde estuvo preso Charles Manson.
El artista estadounidense ha protagonizado un sinfín de películas a lo largo de su trayectoria, pero ninguna historia de ficción se compara con las fuertes experiencias que vivió durante sus primeros años de vida. Robert Downey Jr. tenía alrededor de siete años cuando probó un cigarro de marihuana por primera vez, algo que cambió su vida para siempre, pues sin imaginarlo este acercamiento que tuvo de la propia mano de su padre fue el principio de una adicción que sobrelleva hasta la actualidad.
Todo comenzó cuando su progenitor -reconocido actor y director estadounidense- le dio permiso de quedarse en una fiesta donde los adultos estaban consumiendo marihuana. Fue en ese ambiente familiar aparentemente seguro donde recibió la invitación de fumar y debido a que para los presentes no era considerado como algo “malo” accedió, pero esta experiencia no paró ahí, pues conforme pasaron los años se convirtió en un vínculo entre él y Robert Downey Sr. porque consumían juntos.
“Era tan constante como el arroz”, dijo en entrevista con Oprah.
Aunque esta apertura afectó notablemente su crecimiento y desarrollo tanto personal como profesional, durante la misma charla que sostuvo con la famosa periodista no culpó a sus padres de su adicción, pues considera que sus acciones fueron resultado de los cambios culturales que estaban experimentando en ese momento de sus vidas.
Fue creciendo a la par de su adicción a la marihuana y sus primeros pasos en la industria del entretenimiento. Como era de esperarse, en determinado momento accedió a otro tipo de drogas como anfetaminas y cocaína, todas sustancias ilegales en Estados Unidos, por lo que en varias ocasiones fue arrestado, no solo por consumo y posesión, también por conducir bajo los efectos de estas sustancias.
En la década de los 90 fue detenido por invadir propiedad privada. Y es que el actor que recientemente había cumplido 30 años de edad se metió a la casa de sus vecinos y tomó una siesta en la cama del niño que vivía ahí, todo debido a la confusión que le ocasionaron las drogas.
Los arrestos cada vez eran más constantes y las situaciones en las que se metía Robert Downey Jr. también eran más peligrosas, así que sus amigos Sean Penn y Dennis Quaid hicieron algo al respecto, lo llevaron a un centro de rehabilitación con la esperanza de que reflexionara sobre cómo había vivido la mayor parte de su vida hasta ese momento.
Lamentablemente sus esfuerzos no rindieron frutos y el protagonista de Sherlock Holmes (2009) escapó del establecimiento por la ventana de un baño. Debido a que abandonó el lugar sin sus pertenencias tuvo que pedir “aventón” hasta que llegó a la casa de otro amigo que finalmente lo ayudó.
También llegó a ser detenido mientras “lanzaba” ratas imaginarias por la ventana de su vehículo. Bajo este contexto, su estancia en prisión aumentó y fue sentenciado a permanecer 113 días en la cárcel, donde lamentablemente se enfrentó a varios presos. Pero esto no fue suficiente para que trabajara en su adicción, pues cuando cumplió sus días tras las rejas recayó. Así llegó a 1999, cuando tras no asistir a un test de narcóticos como parte de su libertad condicional, fue condenado a pasar tres años en la cárcel.
Robert Downey Jr. suplicó para que no fuera encarcelado nuevamente, no obstante, el juez que llevó su caso determinó que era lo mejor para él, además de su rehabilitación. El actor ingresó a la prisión de Corcoran, California, donde estaba cumpliendo su condena Charles Manson. Al respecto, durante su plática con Oprah confesó que no conoció al criminal, pero sí llegó a escucharlo.
Hubiera sido divertido, escuché que tocaba la guitarra.
Cuando salió recayó y paso por un par de arrestos más hasta que por fin decidió hacer algo al respecto y en lugar de consumir las drogras que llevaba en sus bolsillos las tiró. A partir de ese momento trató de enfocarse en su trabajo, pues ya había ganado un Globo de Oro por su personaje en Ally McBeal y podía hacer mucho más mientras las producciones lo seguían buscando.
También se lanzó como cantante con The Futurist, un álbum integrado por 10 canciones que actualmente están disponibles en YouTube. Su estilo de vida mejoró y pronto encontró a Susan Levin, con quien se casó y aunque su matrimonio duró muy poco, considera que una parte fundamental para que encontrara estabilidad.
Su entrevista con Oprah es una de las más recordadas debido a que abrió su corazón para compartir cómo se sintió durante esa etapa de su vida: “Es fácil abrazar la desesperanza cuando las cosas parecen no mejorar y es en realidad solo una cuestión de tiempo hasta que todos los elementos se junten para que las cosas estén bien. Las más difíciles situaciones se resuelven solas si tú eres persistente, si tú no te das por vencido completamente, cosas que yo nunca hice, nunca me rendí”.
Yo nunca tuve la intención de hacer mi vida pública, privada y mi carrera tan, tan difícil y todavía creo, espero que todo lo que pasó haya tenido un propósito.
Debido a todo lo que pasó junto a su padre, confesó que si en algún momento encontrara a su primogénito consumiendo marihuana lo llevaría a un centro de rehabilitación sin pensarlo dos veces, pues de ninguna manera está dispuesto a que otro integrante de su familia pase por lo mismo: “Le diría lo que me dijo el juez: ‘Voy a encarcelarte de una forma que sea muy incómoda‘”.
Tras estos años de lucha constante consigo mismo, Robert Downey Jr. logró convertirse en el actor mejor pagado del mundo en 2013 cuando, de acuerdo con Forbes, habría ganado 75 millones de dólares tras estelarizar dos de sus películas más memorables: Iron Man 3 y Los Vengadores. Pero la suma aumentó años después, tras su colaboración en Avenges Endgame que recaudó más de 2 millones y medio de dólares en taquilla, por esa razón los protagonistas encabezaron la lista Celebrity 100 de Forbes como los actores con mayores ganancias en el mundo.