La situación política que experimenta Venezuela actualmente es atípica, son muchas las percepciones que se tienen ante la permanencia del régimen en el poder, se señala por un lado, que estamos frente una dominación política por parte de una minoría, y por otro, que estamos frente a un régimen invencible, dando lugar esta afirmación a lo que denominan erróneamente el “mito de la invencibilidad”. A estas erróneas percepciones nos proponemos darle respuestas o por lo menos una interpretación que nos permita aclarar tales dudas, porque la verdad es que no es cierto que el régimen que se ha impuesto en Venezuela sea invencible, pues esto constituye un “mito” que debe ser desmitificado.
En primer lugar, con respecto al tema de la dominación por parte de una minoría, damos respuesta utilizando el planteamiento de Gramsci, quien señala que esta requiere de una hegemonía intelectual y cultural de ciertas ideas y creencias ampliamente compartidas en una sociedad… para ser efectiva, no es el caso actual venezolano, el régimen no cuenta con ninguno de estos elementos. También señala el mencionado autor, que una clase dirigente no podría mantener por mucho tiempo su dominación por la fuerza o aun por instigaciones directas como la corrupción. Nos preguntamos, entonces por qué tiene tanto tiempo este régimen dominando en Venezuela, con la respuesta a este interrogante daremos explicación a la segunda percepción del “mito de la invencibilidad”.
En esta parte del “mito de la invencibilidad” nos detendremos un poco más, pues es necesario aclarar tan falsa percepción y además denominación. Nos señala el maestro García Pelayo que como resultado de los estudios antropológicos e históricos se ha adquirido conciencia de la función histórico-social del mito, es decir, de su utilidad para mantener sistemas o para promover movimientos sociopolíticos. La eficacia de un mito no consiste en su adecuación a la verdad, ni a sus posibilidades de realización, sino en su capacidad hic et nunc para producir ciertos efectos, quizás no queridos ni previstos, pero no por eso menos reales. Agrega el maestro: “Por supuesto, una creación racional y deliberadamente calculada para lograr un objetivo no es, propiamente hablando, un mito, pero si opera como tal a la masa a la que va dirigida”.
Esto es lo que ha tratado de hacer el régimen, ha modelado las preferencias de los votantes y de ese modo controlado en forma indirecta los resultados de las “elecciones”, creando así lo que algunos han denominado erróneamente el “mito de la invencibilidad”. Con las falsas electorales han creado la ilusión de un control compartido con individuos y grupos a los que no se considera miembros del régimen.
Esta actitud lo que busca es incapacitar al oponente para que no pueda crearse nada sólido como fuerza opositora, busca la aniquilación de la oposición. Estas condiciones nos hacen reparar en la importancia que tiene la astucia de los líderes, su sagacidad, su impulso y ambición, su perspicacia e inteligencia, y en ocasiones su carácter implacable para la no aceptación de estos “mitos”, fue esta la actitud de Churchill ante el “mito” de la invencibilidad de Hitler y en nuestro caso es la actitud que sostenemos y defendemos en Vente Venezuela.
La historia no solo nos enseña que debemos aprender de los errores sino también del buen uso que hay que hacer de las lecciones recibidas. Por tal razón es fundamental analizar y tener claro la gran importancia histórica que tienen los mitos en tiempos de crisis y muy particularmente en el momento político que vive Venezuela. Por eso es necesario discernir el concepto de mito, para tener claro las cualidades que diferencian el elemento en cuestión.
Al entender el concepto de Mito, la referencia a Churchill y a la importancia de la enseñanza de la historia la hacemos porque consideramos que son fundamentales para entender el momento político que se vive con relación al “mito de la invencibilidad” y además tener claro la forma como debe enfrentarse. Se piensa que el régimen se mueve conducido por fuerzas impersonales semiocultas, como su inconsciente colectivo o de sus raíces psicológicas o sociales “reales” de una determinada mitología de la invencibilidad. Esta dirección se puede modificar, y es nuestro papel, pero solo interfiriendo en la causa oculta de comportamiento, y aquellos que deseen interferir serán, de acurdo con esta idea, hasta cierto punto libres para determinar su propia dirección y la de los demás, pero no a causa de una mayor racionalidad y de la discusión dirigida a ello, sino por tener una comprensión superior de la maquinaria del comportamiento social y una mayor habilidad para manipularla.
Nuestro papel es convencer a los venezolanos de esta fuerza y desarrollar en ellos una fe inquebrantable en que este “mito” es derrotable y por ende el régimen, lo que asegurará el éxito político. Para ello es necesario tener claro como lo señala García Pelayo que “…un mito tiene que ser vivido, y solo se vive cuando se “participa” en él. La “participación” incluye en un solo acto “conocimiento”, “adhesión” (o, más bien, “confesión”) y “actualización”, fenómenos que en el pensamiento racional son disyuntos”. Teniendo claro estos supuestos, y que además, por las razones ya aquí explicadas, que mas que estar en presencia de un “mito” de la invencibilidad, estamos en presencia de una tendencia fuertemente narrativa, por parte del régimen, de hacer creer que son invencibles, el papel de nuestro liderazgo es romper con esa pretendida lógica del poder ilimitado con la que ha querido el régimen orientar la pugna política.