Defienden las 40 horas semanales de trabajo, rechazan los correos electrónicos y las llamadas fuera del horario laboral y dicen “no” con mayor frecuencia: algunos estadounidenses están adoptando el concepto de “renuncia silenciosa” para combatir el imperativo a menudo asfixiante de la conexión permanente.
Por Semana
Maggie Perkins, que vive en Athens, en el estado de Georgia, estaba acumulando semanas de 60 horas como docente. Pero cuando nació su primer hijo, esta mujer de 30 años se dio cuenta de que su situación era insostenible.
“Hay fotos mías corrigiendo exámenes en el avión cuando nos íbamos de vacaciones. No tenía equilibrio entre mi vida profesional y mi vida privada”, explicó en un video en TikTok, en el cual cuenta cómo eligió sumarse al movimiento de la “renuncia silenciosa” (Quiet quitting, en inglés).
Perkins contó a la AFP que finalmente abandonó su trabajo para obtener un doctorado, pero continúa haciendo videos para dar consejos sobre gestión de la jornada laboral. “Adoptar esta mentalidad de ‘renuncia silenciosa’ simplemente significa que estás poniendo un límite que te ayuda a hacer tu trabajo cuando te pagan por hacerlo, y luego puedes dejar eso, volver a casa y ser una persona con tu familia”, dijo.
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