Rafa Nadal superó en la madrugada del viernes una accidentada segunda ronda del Abierto de Estados Unidos ante el italiano Fabio Fognini en un duelo en el que se sobrepuso a un set en contra y a un fuerte golpe que él mismo se dio en la nariz con la raqueta.
Aunque mareado y adolorido, el español logró completar otra de sus ya habituales remontadas por 2-6, 6-4, 6-2 y 6-1 sobre la pista central de Flushing Meadows. El ex número 1 del ranking ATP tuvo que ser atendido a causa de un sangrado en la nariz en el último set, después de que su raqueta lo golpeara en el rostro tras rebotar en la pista.
“Estuve un poco mareado al principio, un poco doloroso. Esto solo me había pasado con un palo de golf, no con una raqueta”, contó después con una sonrisa y una banda en la zona lastimada. “Al principio pensé que me había roto la nariz porque fue un shock, muy doloroso. Fue como perder un poco la sensación en la cabeza”, describió en la conferencia de prensa. “Parece que no está rota pero no estoy seguro todavía”.
Este insólito incidente fue el último obstáculo que tuvo que afrontar Nadal en un partido que no tuvo su mejor versión. Incluso, él mismo lo reconoció al final del match: “Es uno de mis peores inicios pero tienes que ser humilde, aceptar la situación. Sé que esto puede pasar pero seguir vivo después de un partido como este significa mucho”.
Además de las numerosas lesiones que le han perseguido todo el año, el tenista mencionó situaciones a nivel personal como el estado de su esposa, Mery Perelló, embarazada del primer hijo de la pareja. Con Nadal ya en Estados Unidos, medios españoles reportaron que Perelló había sido ingresada en una clínica como medida de precaución. “Mi mujer está bien, pero al final son situaciones que son más difíciles de gestionar cuando estás fuera de casa”, explicó.
Su siguiente rival será otro veterano, el francés Richard Gasquet, a quien ha derrotado en sus 17 enfrentamientos anteriores. El español, campeón del pasado Abierto de Australia y Roland Garros en 2022, aspira en Nueva York a alzar su 23º título de Grand Slam, con el que ganaría terreno en la carrera con el ausente Novak Djokovic.