Torrebonica es una gran extensión de terreno, muy cerca de Terrassa, en Cataluña, y en cuyo interior está una antigua estación de tren y un hospital, con un silencio que impacta. Están rodeados de pequeñas casas que parecen abandonadas pero que están cerradas con candado, podrían ser de antiguos trabajadores de la zona, de una granja matadero. Se puede observar lo que hay dentro porque los cristales están rotos.
Por La Razón
Cerca está el antiguo hospital. Es enorme y respira una gran soledad. Fue antes y durante la época franquista un importante sanatorio de niños tuberculosos, ahora todo está en manos privadas. Por ahí se puede ver un embalse de agua, un aparcamiento indicado para autocares, un patio como de colegio con canchas de baloncesto, un pabellón con una piscina olímpica cubierta y edificios anexos al gran edificio por detrás del mismo. Todo abandonado.
Aquel sanatorio fue mucho antes, en el siglo XIII, una gran masía, la masía Can Viver, la cuál en 1526 compitió con la vecinas masías por la construcción de una torre de defensa. Finalmente la construyó la masía Can Viver y por ello recibió el nombre de Torrebonica. En 1909 los descendientes de la familia Viver vendieron al Patronat de Catalunya para la lucha de la tuberculosis, los terrenos y la misma masía a partir de la cuál se empezó a construir el Sanatorio de Tuberculosos de Torrebonica y toda una colonia agrícola destinada a abastecer al complejo sanatorio. Aquello se convirtió en un lugar de referencia al que llegaban de toda España gente para tratarse de tuberculosis. Llega la guerra civil, se asesinan dos sacerdotes del sanatorio, a las religiosas encargadas de los enfermos se las echa del complejo y a los enfermos se les recluye de forma lamentable con enfermos mentales en el Psiquiátrico de Sant Boi de Llobregat.
A partir de ahí, la historia de Torrebonica se oscurece aún más. Sobre todo en el apeadero cercano, ya cerrado. Se habla de extraños casos de avistamientos OVNI, asesinatos cerca del sitio, suicidios en la vías del tren con notas extrañísimas y misteriosas, reuniones de sectas satánicas…El último “incidente” ocurrió en 1995, cuando se encontró un hombre aparentemente atropellado por el tren.