El nombre Mata Hari está rodeado de mitos y especulaciones que, incluso al día de hoy, llaman la atención de varios. Es una de las figuras más controvertidas en la historia europea de principios del siglo XX, un período marcado por la Primera Guerra Mundial.
Por: La Nación
Se creía que era una princesa de Indonesia que ganó fama por sus bailes exóticos y sensuales. Los historiadores destacan que su espectáculo daría origen al striptease como forma de danza. Además, era conocida como una femme fatale y por ser muy abierta con su sexualidad, algo que en esa época era condenado por la sociedad.
Sin embargo, su nombre está rodeado de misterio y secretos. Pasó de ser la mujer más deseada y de estar rodeada de riquezas en los salones más exclusivos de París, a ser tachada de espía y traidora en Francia, lo que la llevó a la muerte.
Una vida marcada por el escándalo
Si bien popularmente se creía que tenía ascendencia indonesia, Mata Hari nació el 7 de agosto de 1876 en Países Bajos, con el nombre Margarethe Zeller. Fue la hija mayor del sombrerero Adam Zeller y de Antje van der Meulen, quienes tuvieron otros tres hijos varones.
En un principio, la familia Zeller tenía un buen estatus, pero cayó en desgracia cuando Adam perdió su fortuna de forma repentina. Esto trajo muchos conflictos en el matrimonio, hasta el punto de que se divorciaron: un acto totalmente escandaloso para la sociedad neerlándesa de aquel entonces.
Durante su adolescencia, Margarethe ya se destacaba por su belleza, pero su reputación fue manchada cuando estudiaba en una escuela especial en donde se entrenaba a las jóvenes para convertirse en maestras y fue expulsada, acusada de tener un “romance” con uno de los directores del instituto.
En 1895, casi a los 19 años, conoció al capitán Rudolf MacLeod, un militar 20 años mayor que ella que había publicado un anuncio en el que solicitaba una esposa. La mujer contestó el mensaje y, entonces, comenzó su historia. El 11 de julio de ese mismo año se casaron en Amsterdam y tuvieron dos hijos: Norman-John y Louise Jeanne.
Por el trabajo de su esposo, dos años más tarde, se mudó junto a su familia a la isla indonesia Java, donde conoció las danzas sagradas que -años después- adoptaría en su espectáculo.
Al poco tiempo, en 1899, murió el hijo mayor de la pareja; y aunque algunos se lo acreditan a complicaciones por el tratamiento de la sífilis contagiada por sus padres, también hay rumores de un posible envenenamiento.
Ese hecho, sumado a los problemas que tenía MacLeod con el alcohol y los celos que sentía por la naturaleza seductora de Margarethe, marcaron el fin del matrimonio: en 1902, se divorciaron oficialmente al volver a Europa. A pesar de que, inicialmente, ella había conseguido la custodia de Louise Jeanne, su exmarido la apartó de ella por la “libertina vida” que llevaba durante su tiempo en Indonesia. Nunca más pudo ver a su hija.
Con una mala reputación y sin recursos para vivir, en 1904, decidió irse de Países Bajos en busca de una mejor vida y se instaló en París. Allí aprovechó su aspecto físico (marcado por su pelo negro y largo, y su tez oscura) y la popularidad que tenía la cultura oriental en esa época, y se hizo pasar por una supuesta princesa de Java, por lo que adoptó el nombre de Mata Hari, que significa “Sol” en malayo.
Tomó lo que había aprendido en Indonesia y empezó su carrera como una bailarina exótica, lo que causó un gran revuelo en la capital francesa hasta el punto de que la gente se peleaba por ver sus espectáculos. Ante su público, la mujer bailaba las danzas sagradas que decía haber aprendido en la niñez, algo que la escudo de la fuerte censura de ese período. Durante el acto, usaba unos velos translúcidos que se sacaba poco a poco hasta quedar únicamente con una malla del mismo color que su piel y unas joyas orientales. De esa forma, dio origen al striptease.
Impulsada por el mito que había creado alrededor de su persona, vivió una vida que se consideraba “libertina” o “promiscua” y se volvió una trabajadora sexual, además de tener romances secretos con numerosos funcionarios militares e, incluso, políticos de alto nivel.
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