El 28 de enero de 1999, coincidiendo con la fiesta de cumpleaños que la hermana de Camilla dio en el Ritz de Londres, el príncipe Carlos y su actual esposa, la duquesa de Cornualles, decidieron hacer oficial su noviazgo dejándose ver por primera vez juntos en público y desafiar a la reina, que todavía desaprobaba su relación. Veinte años después, las cosas han cambiado y está claro que el tiempo ha sido favorable para la entonces denostada Camilla Parker Bowles, hoy una de las Windsor más queridas. Así lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que la reina la haya escogido como acompañante este martes en el acto conmemorativo del 750º aniversario de la abadía de Westminster, escenario de la coronación de los reyes de Inglaterra.
Por Vanity Fair
Un síntoma más de que la monarca podría cambiar de opinión y dar finalmente su visto bueno a que la antigua amante de su hijo, privada del título de princesa de Gales para no ofender el recuerdo de la difunta princesa Diana, sí acabe mereciendo el de reina consorte, por más que en su día se asegurara que, una vez coronado rey de Inglaterra el príncipe Carlos, ella sería solo princesa consorte, pero no reina.
Hay que recordar que la relación entre la reina Isabel II y su nuera no siempre fue mala.
Aunque a raíz de su affaire con el príncipe Carlos Camilla estuvo vetada en palacio durante años, sí era bien recibida en el palacio de Buckingham durante su matrimonio con su primer marido, el brigadier del ejército británico Andrew Parker Bowles, novio durante un tiempo de la princesa Ana y paje en la ceremonia de coronación de la reina Isabel II. Sus padres eran muy amigos de la reina madre, y tanto esta última como la princesa Margarita y la princesa Ana asistieron a su boda con Camilla en 1973. El príncipe Carlos, por su parte, apadrinó al primer hijo de los Parker Bowles, mientras que Andrew Parker Bowles es uno de los padrinos de bautismo de la hija de la princesa Ana, Zara Tindall.
Esa estrecha amistad entre las dos familias saltó sin embargo por los aires al conocerse el affaire que mantenían el príncipe heredero y Camilla a pesar de sus respectivos matrimonios. Según la cadena BBC, Isabel II incluso negaba la existencia de Camilla, y ni siquiera cuando la muerte de la princesa Diana en 1997 allanó la posibilidad de que la pareja formalizara su relación, la reina levantó el veto a Camilla.
En 1998, la reina Isabel II y el duque de Edimburgo rechazaron asistir a la fiesta que el príncipe Carlos dio en Highgrove House para celebrar que cumplía 50 años, ya que Camilla Parker Bowles se encontraba entre entre los invitados de su hijo. Ese mismo año, la reina incluso se refirió a su futura nuera como “esa mujer perversa”, o al menos eso contó en un libro sobre el príncipe Carlos, Rebel Prince, el biógrafo Tom Bower. Según este, tras la muerte de la princesa Diana el príncipe de Gales le pidió a su madre que diera la bienvenida a Camilla en la familia real. La reina, sin embargo, desoyó su súplica y le dijo que jamás perdonaría su adulterio, ni a Camilla por no haberle permitido rehacer su matrimonio con Diana.
Hubo que esperar al año 2000 para que la reina le tendiera por primera vez la mano a la novia de su hijo.
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