Límites y dudas sobre la “movilización parcial” rusa en Ucrania

Límites y dudas sobre la “movilización parcial” rusa en Ucrania

Equipamiento militar con la letra Z, símbolo de la “operación militar especial” rusa en Ucrania, en el Museo de las Armas de la ciudad de Tula (Rusia). El presidente ruso, Vladímir Putin, ha encontrado una alternativa a la movilización general, a la que se oponen terminantemente los rusos, la creación de batallones de voluntarios, que deberían solucionar la acuciante falta de hombres en el frente ucraniano. EFE/ Ignacio Ortega

 

Rusia decretó el miércoles la movilización parcial para reforzar la campaña en Ucrania, pero sus efectos probablemente no se notarán hasta dentro de unos meses y estarán contrarrestados por importantes problemas logísticos y de entrenamiento.

El muy simbólico anuncio del presidente ruso, Vladimir Putin, afecta en un primer tiempo a 300.000 reservistas.





Este volumen podría parecer importante en comparación con los 220.000 soldados que se enviaron al frente desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, según James Rand, analista de la agencia británica privada de inteligencia militar Janes.

Pero “ninguna movilización es posible de la noche a la mañana”, aseguró Rand a la AFP, quien evoca un plazo mínimo de tres meses entre la emisión de la orden de movilización y el envío de un soldado entrenado.

“Se tardarán meses en cambiar las cosas, si es que se logra”, confirma Christopher Miller, especialista en Rusia del Instituto de Investigación de Relaciones Exteriores de Filadelfia (FPRI).

Para Miller, en base a los conocimientos actuales, Rusia podría tener “dificultades para la movilización y el entrenamiento, así como en el despliegue de fuerzas en el frente con el equipo necesario”.

– Entrenar a un soldado de asalto –

En los primeros días del conflicto, el exejército soviético mostró problemas para coordinar sus unidades y sus ejércitos (tierra, mar, aire), y para desplegar la logística material indispensable para el combate.

Movilizar 300.000 efectivos necesitará precisamente un gran esfuerzo en esos campos.

Algunos observadores consideran que Rusia podría enviar rápidamente los reservistas para completar unidades parcialmente destruidas y realizar tareas simples como conducir camiones o realizar patrullas de vigilancia.

En cambio, formar a un soldado y garantizar su motivación para atacar es mucho más complejo, sobre todo si su equipamiento es básico.

“No hay muchos uniformes de invierno ni equipos médicos ni raciones” alimenticias, enumera James Rand.

Y respecto a los mandos, la cuestión no está muy clara: “¿Cómo van a movilizar a oficiales y suboficiales para esta fuerza?”, se pregunta, citando algunas funciones que se necesitan como agentes de reconocimiento y artilleros.

De hecho, la movilización decretada el miércoles muestra tanto un deseo de reforzar la ofensiva como de compensar los puntos débiles.

“El ejército ruso está derrotado militarmente”, pero “Rusia tiene más profundidad estratégica y demográfica que Ucrania. Y pretende ganar ‘por peso'”, tuiteó el historiador militar francés Cédric Mas.

– Muertos, heridos, desertores –

Desde hace unos 15 años, Rusia redujo el tiempo del servicio militar a un año e intenta crear un ejército con un 80% de profesionales. Sin embargo, la realidad está lejos.

Según la ley rusa, los reclutas no deben ser enviados al frente. Pero el Estado Mayor obligó incluso a firmar más o menos bajo presión en Ucrania contratos de reclutas que se convirtieron de un día a otro en soldados profesionales, al menos a nivel administrativo.

Los reservistas se encuentran ahora atrapados por la orden del Kremlin. “El decreto de Putin prohíbe a cualquiera marcharse”, asegura el historiador independiente Chris Owen, para quien la movilización busca “poner fin a la erosión del ejército ruso”, ya sea en cuestión de muertos, heridos o desertores.

“Pruebas fundadas muestran que la eficacia en el combate cae bastante rápido, entre 140 y 180 días. Muchos luchan hoy en día desde hace más de 200 días”, agrega.

En el terreno militar del conflicto, el anuncio de Putin genera más dudas que certezas, en un contexto pesado: cada día que pasa acerca al temido invierno.

“Las operaciones ofensivas se ralentizarán” progresivamente “hasta el deshielo en febrero y marzo”, estima Chris Owen. “No es un mal momento para las rotaciones”, asegura el historiador, para quien Putin puede “reorganizar y hacer descansar a su exhausto ejército” durante el período invernal.

Hasta ese momento, el ejército ucraniano debería seguir con las contraofensivas en el noreste y sur del país que desarrolla en los últimos días.

“Los ucranianos tienen una oportunidad real de recuperar territorio adicional en las próximas semanas en el Donbás y en el sur”, según Miller.

AFP