“Un cierre provisional” fueron las palabras de Nicolás Maduro aquel 19 de agosto de 2015 para cerrar la frontera entre Colombia y Venezuela. Una decisión que ha afectado económica y socialmente el flujo entre ambas naciones.
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Después de cuatro años las relaciones de la cúpula chavista no mejoraron y es así como en el año 2019, Maduro decide una “clausura total” de la frontera. Lo que trajo como consecuencia que la cantidad de migrantes tratando de salir del país idearon nuevos caminos para llegar a su destino.
Caminos ilegales, mejor conocido como “trochas” se convirtieron en la ruta de los venezolanos que buscaban una mejor vida, sin embargo, se adentraban a un espiral de violencia y abusos por estos caminos.
Sin embargo, la llegada de un nuevo presidente al hermano país, cambió el discurso del régimen de Maduro y al día siguiente de resultar ganador Gustavo Petro la decisión fue anunciada, la reapertura de la frontera era parte de la agenda del colombiano.
En este sentido y tras conocerse la fecha de la reapertura, la cual será el próximo lunes 26 de septiembre, el equipo de LaPatilla realizó una encuesta para conocer la percepción de los venezolanos ante la decisión tomada por ambos países.
¿Necesario una reapertura?
Una medida que se esperaba desde hace algunos años, una situación que empeoraba con el tiempo y un camino lleno de ilegalidad marcaron los siete años del cierre.
Al preguntar a los encuestados si estaban de acuerdo con la apertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, el 87,8% manifestó que sí, mientras que el 9.8% lo rechazó.
Asimismo, el 58,5% manifestó que la apertura total traerá al país estabilidad económica mientras que el 39% señaló más corrupción.
Una ruptura de relaciones el 23 de febrero de 2019, una orden de Maduro en respuesta al reconocimiento del presidente colombiano, Iván Duque, que hizo al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
Duque, dejó de ser presidente de Colombia y en su remplazo está un líder de izquierda, Gustavo Petro, que llega al poder con la “intención de restablecer” el vínculo historico entre las naciones vecinas.
En este sentido, al preguntar a los encuestados si está de acuerdo con el restablecimiento de las relaciones el 46,3% señaló con “totalmente de acuerdo” y 36,6% con “de acuerdo”, mientras que solo el 9,8% manifestó estar “en desacuerdo”.
¿El fin de la violencia y las irregularidades?
Un nuevo enfoque de seguridad, parece ser la realidad del restablecimiento de relaciones bilaterales o al menos eso esperan los venezolanos y colombianos que han esperado por mucho tiempo poder utilizar los caminos regulares.
Terrorismo, el narcotráfico, la trata de personas y el contrabando son solo algunas de las consecuencias que han aumentado en esta zona limítrofe.
Sin embargo, al preguntar a los encuestados si cree que la apertura detendrá las irregularidades el 70,7% manifestó que no, mientras que el 29.3% señaló que sí.
¿Una medida meramente política?
La relación comercial de Colombia con Venezuela, que decayó en los últimos años por las tensiones políticas, vuelve a tomar fuerza con la reapertura de la frontera anunciada para el próxima 26 de septiembre.
Petro y Maduro han puesto el pie en el acelerador y el presidente venezolano afirmó el pasado 9 de septiembre que calcula que con la reapertura de la frontera “pudiéramos llegar a 2.000 millones de dólares de intercambio comercial”, mientras que el embajador de Colombia en Caracas, Armando Benedetti, pronosticó que se llegará a los 10.000 millones de dólares en un plazo que no especificó.
Asimismo, la apertura de los vuelos comerciales fue otra de las medidas anunciadas de manera inmediata. Lo que significa que el enfoque económico es una de las principales tareas.
Al preguntar a los encuestados si considera que la medida es meramente política, el 41,5% manifestó de manera afirmativa con “totalmente de acuerdo”, el 36.6% con “de acuerdo”, mientras que solo el 19.5% manifesto estar en desacuerdo.
Es evidente como el anuncio de la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, junto a la conexión aérea genera entre los ciudadanos “esperanzas” ante lo que podría ser un “avance” en materia económica.